Aprovecho (es un decir) que estoy en cama por doble razón, gripe y el mayor lumbago de mi vida (Sí, Isolino, yo también, nadie es profeta en su tierra) para actualizar mi archivo de aves anilladas.
He vuelto a enviar las anillas polacas (me llevó varias horas), espero que alguna de las varias decenas me sea contestada por gracia y obra divina (de una vez por todas).
Bueno, mientras tanto os pongo algunas que me encontré estos últimos días.
Por alusiones, empiezo por una gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) polaca vista en Zeluán, es T9CC. Su procedencia: leer los párrafos anteriores...Poco a poco vamos viendo en España más anillas de plástico en reidoras.
La que tuvo muy pronta respuesta (gracias, Camille), fue 3M4, una gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) también en Zeluán. Es francesa, y curiosísimamente, Antonio me dice que es la portada de su estupendísimo blog dedicado a estas hermosas gaviotas. Eso sí es curioso...
Otra de un anillador amable y rápido en sus respuestas, Paul Veron, es de las islas del Canal, entre Francia e Inglaterra, es 4AK6, gaviota sombría (Larus fuscus) también vista en Zeluán.
Viene ya hacia el Norte desde Portugal.
Yo que llegué a la historia de estas curiosas islas, pegadas a Francia pero inglesas, a través de la filatelia, otra de mis aficiones, os recomiendo que leáis esta entrada en la wikipedia.
No tienen desperdicio.
Finalmente, un porrón moñudo (Aythya fuligula), U1, portugués de la reserva de San Jacinto, al que nunca he visto, pero que primero Delfin y luego Laure y Yoli me mandaron fotos, sabedores de que siempre ando atento a los porrones del parque Isabel por si aparecen placas nasales. Pues este se me escapó, gracias a los 2, a Delfín, a Laure y Yoli, y a David Rodrigues, su anillador.
Tiene una historia curiosa, es macho y ya tiene 6 años, pasó una temporada en Normandía, luego en Londres, y volvió a su lugar natal, allí se lió con una porrona ¡también anillada! (quien dijo que los anillados no ligan), y después de sobrevivir a una mega tormenta atlántica que por la caída de unos árboles descomunales casi aniquiló a la colonia invernante de porrones en la reserva portuguesa, apareció en Gijón.
Como veis, a veces las anillas cuentan grandes historias.
Las penas con pan, en este caso fotos, dicen que son menos. Que te mejores.
ResponderEliminarGracias, no hay como conocer los fármacos adecuados y doparse a dosis temerarias...
EliminarBuen surtido Iván, yo también llevo pendiente de una cabecinegra polaca unos cuantos días, sin noticias...por eso me pareció tan raro que me contestaran tan pronto a la reidora.
ResponderEliminarPor eso es tan de agradecer los anilladores que contestan en seguida, que son en realidad la mayoría.
Los anillados ligan entre ellos porque los otros no los quieren jeje...
Un saludo
Es que estos polacos son tremendos, tienen alma tranquila y prisa ninguna.
EliminarTienes toda la razón: qué bonitas historias las que nos cuentan a veces las anillas. Quizá algún día yo también me anime con ellas. Un saludo.
ResponderEliminarPues ánimo, que te gustará este mundillo, en el que hay muy buen rollo.
EliminarPues -toco madera- desde que hago a diario los ejercicios que me aconsejaste no he vuelto a tener. Sé bien lo que duele y lo impotente que se siente uno al verse casi inválido. Que te recuperes pronto. Saludos.
ResponderEliminarEsa es la palabra: impotencia, porque tienes que mandar los guah.es con los abuelos, pierdes un montón de pasta con la baja, todo el día comiendo techo con los ojos...pero es que ni te mueves por miedo a estropear aún más la espalda...¡qué desastre!
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