Hacía bastantes años que no veía moritos (Plegadis falcinellus) en el parque Isabel de Gijón, así que fue una agradable sorpresa ver como se acercaban volando 3 ejemplares con su inconfundible silueta.
Se lo pensaron mucho, pero una vez posados en los sauces de la isleta central, lo difícil fue encontrarlos entre los 3 centenares de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) que todavía estaban despertándose a esa temprana hora de la mañana.
Una vez que subía el sol y las bueyeras se dispersaban buscando al ganado en la campiña gijonesa, ya era más fácil disfrutar a los moritos.
Mientras tanto hay que aprovechar las oportunidades.
Con la enorme cantidad de moritos que ya están criando en España y el cambio climático, es muy posible que estos raros encuentros con el morito en el área cantábrica se multipliquen con el paso de los años.
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