Me acerqué en época de los reyes magos a la costa gallega buscando aves de invernada, y poco encontré salvo este ejemplar de 1er invierno de gavión hiperbóreo (Larus hyperboreus).
Por desgracia, en la Mariña también está siendo un invierno pobre en avistamientos interesantes. Y suerte tuve porque entre las miles de gaviotas que volaban por la piscifactoría de Lago, tuve un buen rato de frente a este pequeño (relativamente) ejemplar de hiperbóreo.
A su lado, una gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) anillada en Griend, Holanda, es EJ2L, es un 1er invierno y esta es su primera observación fuera de su lugar de nacimiento.
El espectáculo de la pisci de Lago, como siempre, es entre surrealista y un poco delirante, gaviotas por todas partes, pero pocas interesantes, además un fuerte nordés imposibilitó poder fijarse bien en las gaviotas más lejanas.
Antes me había pasado por las playas de San Cibrao, como siempre, una buena cantidad de gaviones atlánticos (Larus marinus), de todas las edades.
Pero poco más, es un lugar muy querencioso para gaviotas blancas y rarezas, en esta ocasión, un montón de gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) daban el único espectáculo, acompañadas de 4 ostreros euroasiáticos (Haematopus ostralegus).
Pasé por O Vicedo, que siempre me trae buenos recuerdos de mis queridos amigos Pili y Ricardo, que me descubrieron este lugar.
La playa de Vidrieiros, espectacular como siempre.
Aquí, más de lo mismo, poca cosa, únicamente un lejano zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis).
Con O Vicedo al fondo, pasé el telescopio por un montón de gaviotas, pero lo mismo, pocas cosas de interés.
Entre las abundantes gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), este ejemplar que a primera vista y no mirando su cabeza me pareció superficialmente una argentea por el diseño tan clarito, pero al abrir foco y ver su enorme tamaño, solo podía ser un inmenso gavión atlántico de 1er invierno, o, remotamente, un híbrido de los 2 anteriores.
Curioso, negativamente también, la ausencia casi total de limícolas invernantes, aquí los único que vi fue a un hiperactivo andarríos chico (Actitis hypoleucos).
Llegué a O Vicedo costeando por Viveiro (vacío, un erial), celeiro (daba pena). Después me fui hacia la ría de Ortigueira, buscando el aviso de negrones especulados en la playa de Fornos. Como sospechaba, no hubo manera de encontrarlos, aunque no conocía la playa y me pareció simplemente preciosa.
Lo que sí vi fue el cadáver varado y en mal estado de una (creo) foca común (Phoca vitulina). Sospecho que por desgracia la cuerda que aparece en la foto algo tuvo que ver.
Como última posibilidad, me acerqué a Cariño, que siempre nos dio enormes alegrías en forma de aves raras, y bancos abundantes de gaviotas interesantes, pero esta vez, ni por estas, estaba casi vacía, si exceptuamos los simpáticos ostreros habituales en sus playas.
Fue un viaje relámpago en solitario que siempre es agradable para cambiar de vistas, pero tantos kilómetros para tan poca cosa, en esta ocasión, fueron algo decepcionantes, no para este simpático gorrión común (Passer domesticus), que se comió medio bocata aprovechándose de mi melancolía...
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