Este precioso animal se aparece a plena luz del día, ya sea en el embalse de Rioseco, o por las fincas colindantes.
Tiene una agilidad sorprendente y afortunadamente pasa bastante de alambradas y cierres.
Siempre a distancia de seguridad de la población local, pero aunque se sepa observado, va a lo suyo.
Y lo suyo es, para bienestar de los lugareños, atiborrarse con los roedores que por desgracia tanto abundan en estos pueblos, y que arruinan cosechas y labranzas.
Incansable, se le ve recorrriendo todos los praos y sebes en busca de un bocado, y eso es una gran noticia porque hay una invasión de roedores desde hace años, lo que muchas veces cabrea a los vecinos y los tienta a usar el siempre peligroso veneno. Habiendo depredadores especializados en el rico topillo como nuestro amigo el zorro, todo solucionado, hay que respetarlo y admirarlo por tan encomiable labor.
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