A finales del verano un paseo por la senda fluvial del Piles en Gijón proporciona la oportunidad de ver decenas de ejemplares del precioso Calopteryx haemorrhoidalis, en este caso un macho.
Tal abundancia hay que podemos comparar las diferentes variedades . Este es un charco en el que no me voy a meter por ahora porque me queda grande, pero hay diferentes subespecies, que se pueden ver por el tamaño, coloración y por la diferente forma y distribución del entintado oscuro de las alas.
Como veis en estas dos fotos, como en el juego de las siete diferencias, hay sutiles marcas que separan unos ejemplares de otros dentro de la misma especie.
Las hembras, de un tono metalizado precioso son muy elegantes también.
De la misma manera, hay gran variedad de unas hembras a otras, lo cual, en el caso de las hembras, se traduce en diferencias por la edad y estado de madurez sexual. Un verdadero lío en el que intentamos no naufragar los que nos metemos en el apasionante mundo de las libélulas sin salvavidas.
De mariposas, gran abundancia de la dorada de orla ancha (Ochlodes venata), especialmente de machos, a los que diferenciamos fácilmente por la línea formada por el androconio.
También de la más delicada de las pieridae, la blanca esbelta (Leptidea sinapis).
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