Disimulados entre las demás gaviotas, aparecieron varios charranes patinegros (Thalasseus sandvicensis), que están en pleno paso por las costas asturianas.
Enseguida llaman la atención con su elegante plumaje nupcial, que destaca desde muy lejos.
Tuve mucha suerte al ver 4 ejemplares diferentes, ya que no siempre se paran en su vuelo de retorno a las colonias de cría.
Cuando lo hacen se ve el increíble diseño que les ha dado la naturaleza, un prodigio para volar y volar miles de kilómetros.
Y que, como todo aparato de precisión, necesita un mantenimiento esmerado. ¡Qué limpios son!
Que animado está el Rinconín!!...buenas fotos Ivan.
ResponderEliminarSalud!!
A veces está vacío, a mí me tocó verlo en condiciones esta vez.
EliminarEstupendas fotografías, estos días no me he podido asomar, la sensación del fin de semana pasado, es que con el cambio del tiempo había parado un poco el paso. Saludos
ResponderEliminarYo ya no me fío mucho, días de temporal traen poco, y luego cuando menos te lo esperas están las playas llenas.
EliminarEn primavera son muy buenos los días de nordeste fuerte, y si está soleado mejor, así se aprecia bien lo guapos que están. En conjunto con las gaviotas te quedaron muy bien. Un saludo
ResponderEliminarSí, lo del solete pasó a la historia, ¡la primavera más corta que recuerdo!
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