miércoles, 24 de abril de 2019

Cipriana, la gaviota esquimal (Larus thayeri)

Un invierno más, volvió Cipriana, la gaviota esquimal (Larus thayeri).
















Aunque ya son varios los inviernos que aparece por las proximidades de San Cibrao, cada vez que tuve la oportunidad de verla me dio un vuelco al corazón.











Es una rareza absoluta, y aún no entiendo porqué cada invierno sigue manteniendo esta ruta de invernada tan extraña, pero nadie se cansa de verla.









Ese pico amarillo limón, las patas casi violetas, la boa de plumas alrededor del cuello...y este año, que iba armado con la p900 pude sin necesidad de acercarme, ver ese iris color miel tan extraño, nada que ver con ninguna gaviota que se pueda ver en Europa.










Por no hablar de esas primarias, desde luego una gaviota que hay que ver al menos una vez al año...











Este invierno San Cibrao no me deparó nada de particular dentro de su habitual gran catálogo de gaviotas...











...salvo Cipriana, que ojalá siga volviendo muchos inviernos más. Compensa el viaje.

lunes, 22 de abril de 2019

Escapada a Galicia en febrero: Paisajes increíbles.

Aunque no encontrásemos bicherío curioso, pasamos 3 días enamorándonos de nuevo de todo el grandioso cúmulo de paisajes que tiene el litoral gallego. Por no enrrollarme demasiado, pongo unas fotos, desde lo más al oeste que llegamos, hasta la frontera con Asturias. Empiezo por el final, Cedeira, donde llegamos casi poniéndose el sol, un gran espectáculo.






Un gran paseo persiguiendo el ocaso.













En la Garita Cimera, en lo alto de los acantilados más altos de Europa, la mar llana y el sol y el calor deslucieron la épica habitual.










Aunque poco más abajo, la vista hacia Cariño sigue siendo insuperable desde la Sierra de Capelada.

Cariño es un lugar privilegiado.

En el Cabo Ortegal, demasiada luz y poca marea, pero asomarse sigue dando vértigo.












Aunque para nuestra sorpresa, no tenían vértigo los puntitos que vimos en un acantilado inverosímil.









¿No se ven? Lo pongo más fácil:





Como diría Radio Futura, "hace falta valor..."













Os Aguillons, tan solitarios sin los nidos de las aves marinas, qué triste.












Cabo Ortegal es de los pocos lugares en los que pides que haga muy mal tiempo para disfrutarlo mejor.











Del oleaje en el acantilado a la calma de la ría de Ortigueira, en este caso Sismundi, un lugar especial.

Cerrando por el este, las playas de Espasante, en este caso la inmensamente atractiva playa de San Antonio.

Cambiamos al cabo más cabo del Norte de España, la porción de tierra al norte del norte, Estaca de Bares, donde también tuvimos el privilegio de ver anochecer.








Más al norte no hay nada, en las rocas del final estuve un buen rato que se me hizo muy corto, realmente lo disfruté, son las rocas más antiguas de España y habrán visto mucho.











El nombre de estaca le viene bien, ya que es muy larga la porción de tierra que como un mirador, se introduce en el mar, dividiendo el Atlántico, a la derecha de la foto, del Cantábrico, a la izquierda.





Aunque poco vimos el rato que estuvimos, no dejamos de visitar el observatorio de aves marinas, sin duda el que mejores observaciones da cada año, una envidia de comodidad para los asturianos que sufrimos la incomodidad y los dolores de espalda de la Punta la Vaca.








El faro también habrá visto, por desgracia, de todo en años y años de temporal continuo.










Precioso faro, por cierto.













Progresamos hacia Bares, el pueblo y la playa más al norte del país.













La gran Estaca de Bares parece cerrar el horizonte desde el fondo de la ría de O Barqueiro.











Vista contraria, desde el espigón del pueblo de Bares, al frente.







Al oeste de la ría de O Barqueiro, el precioso pueblo del Puerto del mismo nombre.












Desde su puerto, unas estampas de postal, menuda fotogenia tienen en este pueblo.












Desde la propia carretera, las vistas de la playa de Arealonga quitan el hipo.
Con la marea baja, la playa del puerto de O Barqueiro es un prodigio hecho arena, con O Vicedo cerrando por el este.

Y en la propia Arealonga, no digamos. Kilómetros de paseo por la arena, para pensar y gozar.

Saltamos ya muy cerca de Asturias, a Foz.

Un febrero escandalosamente cálido y seco, prefiero ver Galicia con mal tiempo, pero aquel día el solito prestaba.
Con todo tipo de tiempo y en cualquier momento del año y situación, Galicia siempre merece la pena una visita.

domingo, 21 de abril de 2019

Escapada a Galicia en febrero: Pocos bichos.

El tradicional viaje de fin de semana en febrero a la costa gallega más cercana a Asturias no salió del todo bien, con muy pocas aves interesantes, salvo la gaviota esquimal, de la que nos ocuparemos en la siguiente entrada. Como este andarríos chico (Actitis hypoleucos) de Cariño, hacía tal calor que merecía la pena darse un chapuzón.

 Pocas especies y en poco número, poca cosa destacable, por ejemplo, los chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) de las playas de Espasante, media docena, y una docena en San Cibrao.




Un zarapito trinador (Numenius phaeopus), siempre escasos como invernantes, en Viveiro.













Del mismo lugar, un archibebe claro (Tringa nebularia). Había otro en O Vicedo.










Ostreros (Haematopus ostralegus), 11 había en Cariño.








Afortunadamente, nunca fallan en Cariño.













En Foz, otros 5.













Garzas reales (Ardea cinerea), como esta del Puerto de O Barqueiro, en cada ría.











Las gaviotas me fallaron, con bajos números y ni una sola gaviota blanca, primera vez que me sucede en 5 años, mala suerte porque en pocos días llegaron unas cuantas. Lo más blanco que vi, algunas gaviotas argenteas (Larus argentatus), como esta de Cariño.








Interesante concentración de gaviotas canas (Larus canus), en Cariño, con 5 ejemplares.













Pero no pude localizar a Phil, que es todo un clásico.












En Estaca de Bares, decenas de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis).










Pero muy poco paso de aves marinas, aparte de los siempre presentes en el paso alcatraces atlánticos (Morus bassanus).










En Cabo Ortegal, impresionaba verlos pasar frente a Os Aguillons.












Cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), en paso también en Estaca.












De patos buceadores, nada de nada. De paseriformes, algunos detalles, como un par de bisbitas costeros (Anthus petrosus) en el pueblo de Bares, fue incapaz de sacar una foto decente.









Gran cantidad de acentores comunes (Prunella modularis), como este en San Andrés do Teixido.









Y finalizo como empecé, con un baño en Cariño para quitar el calor, en este caso le tocaba al escribano soteño (Emberiza cirlus).