Desde mediados del otoño son muchos los bandos de chorlitos dorados europeos (Pluvialis apricaria) que visitan el Cabu Peñes.
La mayoría de las veces los vemos ya en vuelo, por su carácter asustadizo y poco amigo del ser humano.
Ojo con confundirlos con los también erráticos estorninos (Sturnus sp.) que aquí también abundan.
Si tenemos la suerte de ver dónde se posan tendremos un buen espectáculo, ya que empiezan a comunicarse entre sí desde tierra y seguramente los oiremos antes de verlos.
Su plumaje es perfecto para camuflarse y hasta que no se mueven puedes tenerlos delante y no distinguirlos.
Hay que fijarse muy bien porque en muchas ocasiones los chorlitos que son muy gregarios, incorporan a otras aves en sus bandos, por ejemplo el combatiente (Calidris pugnax).
No se asocia en absoluto con ellos, pero este mirlo capiblanco (Turdus torquatus) estaba a escasos 25 metros.
...aunque si se nos adelanta el poco melodioso chillido del faisán común (Phasianus colchicus), se acabó el ensueño.
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