Mi concepto de playa deliciosa hace que haya playas que lo sean parcialmente, dependiendo del momento.
Por ejemplo, la playa de San Lorenzo de Gijón, en el momento en el que saqué esta foto, estaba plenamente deliciosa: en medio de una tormenta, anocheciendo, vacía de gente y de perros, llena de gaviotas. En esas circunstancias, San Lorenzo es inigualable, y mítica en mis pensamientos.
La pequeña playa de Viodo, muy diferente, en Gozón, sin ser una playa demasiado atractiva, y pese a estar por desgracia, bastante sucia, cuando baja la marea se prolonga desde la base del acantilado contiguo en dirección a Llumeres, y se forma una gran superficie muy gozosa, y llena de matices pictóricos, y así, está absolutamente deliciosa.
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