A mediados de la primavera la Ensenada de Misiego tenía este aspecto fantasmal, con la marea baja dejando al descubierto el verdor de sus fondos y con la bruma marina entrando desde la Bocana.
A una lado de la ría, mirando hacia El Puntal, hacía Sol y calor...
...pero un momento después, desde Rodiles una bruma fría y espesa hacía retroceder a todos los paseantes de aquel día, dejando la playa de Misiego en la penumbra a mediodía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encantan tus comentarios, y además los necesito, pero para evitar los ataques de orcos, trols y pesadiellos, me veo obligado a moderar. Si formas parte de la buena gente, tu comentario saldrá seguro.