Las tarabillas comunes (Saxicola rubicola) me han dado una alegría esta primavera, con una reconquista de sus territorios en Gijón.
Los 2 últimos años habían sido malos, desapareciendo su siempre agradable y cercana presencia incluso de zonas relativamente agrestes de los extrarradios.
Pero este año no solo han aguantado en sus bastiones costeros, además han vuelto a los barrios periféricos, e incluso me las he encontrado criando a escasos metros de mi casa, lo cual lógicamente es una gran noticia para mí. Encontrarse un bonito macho cantando nada más salir del portal es una buena manera de comenzar la tarde.
Las hembras, normalmente discretas, son ahora más frecuentes en sus apariciones en lo alto de los matorrales, son fechas de abandonar toda discrección.
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