El paseo que va desde el Puente'l Piles hasta el Rinconín de Gijón otorga al observador otoñal la oportunidad de ver muchas aves interesantes. Ya desde el principio del otoño, y más cuando se tuerce la climatología podemos ver bastantes limícolas, lo más llamativo que vi fue a esta aguja colipinta (Limosa lapponica) que se movía por los praos de los jardines alrededor sacando lombrices de tierra con una eficacia pasmosa.
No sé quién aprendía de quién, pero a los vuelvepiedras (Arenaria interpres) cada vez los veo más haciendo lo mismo, y menos en su habitat natural del pedreru.
Cuando se reunen en los praos pueden juntarse hasta 50, lo que puede parecer una cifra elevada, pero es muy inferior a lo que era la norma hace menos de una década.
Como digo, en su hábitat natural sería lo más propio encontrarlos...
...pero es mucho más fácil verlos ejercer de aves urbanas, por ejemplo, peleándose con los
gorriones comunes (Passer domesticus) por la comida que le sirve nuestra especie.
Otros limícolas en paso otoñal que yo viese fueron los
chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), de manera continua pero en escaso número.
O los
chorlitos grises (Pluvialis squatarola), que no suelen quedarse más que unos días.
Misma estrategia que el
correlimos gordo (Calidris canutus).
Si alguien se pregunta por la razón de este nombre solo hay que compararlo, por ejemplo, con el pequeño
correlimos oscuro (Calidris maritima).
El oscuro sí que se queda a pasar el invierno, en un número cada vez más preocupantemente bajo.
Avanzado el otoño, y llegado casi el invierno, llega el gran contingente de gaviotas invernantes, con ejemplares anillados y otros muy interesantes, como las
gaviotas argénteas (Larus argentatus), aquí acompañadas de unas
gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus).
Aunque nunca vi más de 3 a la vez, es muy frecuente la aparición de
gaviones atlánticos (Larus marinus).
Igualmente escasas pero muy presentes, las
gaviotas canas (Larus canus).
Los
cormoranes, tanto
grandes como
moñudos (Phalacrocorax carbo / aristotelis), siempre en los exteriores del Rinconín.
Finalizo con 2 paseriformes muy vinculados al Rinconín en el otoño y el invierno, uno es el
martín pescador (Alcedo atthis), pescando en las charcas intermareales.
Y finalizo con la
lavandera blanca enlutada (Motacilla alba yarrellii), que llegada desde Inglaterra comerá en las delicias que le deja el Piles en sus orillas al desembocar en la playa de San Lorenzo.
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