
Elegimos para escapar del confinamiento (por fin) la modesta Sierra del Fitu, principalmente por poder mirar muy muy lejos desde sus vistas privilegiadas.

Así que hicimos una ruta muy modesta pero agradable, desde el propio mirador hasta La Gobia, un par de horas de caminata muy agradable.

En el capítulo de biodiversidad, no mucha, pero muy bonita, como el canto del
chochín (Troglodytes troglodytes).
O el del
acentor común (Prunella modularis).
Vimos también uno de los primeros odonatos de la temprada, y no estuvo mal empezar con la enorme
libélula tigra (Cordulegaster boltonii).
Y dos plantas bien guapas, la orquídea
Ophrys apifera...
...y los sabrosos
miruéndanos, o fresas silvestres (Fragaria vesca).

De lo que hablábamos al principio, las vistas, sublimes en todo momento. Por ejemplo, hacia la Sierra Les Corones, justo al lado.
La propia Sierra del Fitu aparecía y desaparecía con la niebla.
Y el Sueve dominando todo el paisaje.

Hacia la costa, la niebla impedía ver las playas a nuestros pies.

Y muy lejos, Picos de Europa, una maravilla, el Macizo Central más lejano.

Y Torrecerredo en lo más alto.
Un poco más cercano, el Macizo Occidental.

Y la rotunda Peña Santa de Castilla y la Torre de Santa María todavía con cembas en su base.
Definitivamente fue una buena elección para volver a estar al aire libre.