martes, 10 de octubre de 2017

Por Peñes en septiembre.

Con la migración en plena actividad, pude ver alguna cosa interesante por el Cabu Peñes, posiblemente lo más prestoso ver en el mismo día casi una docena de collalbas grises (Oenanthe oenanthe).
















Con magníficos colores entre el tostado, el rosado y el gris, se diferencian bien de nuestras grisáceas y monocromáticas libanotica.












Siempre vigilantes, era posarse en tierra, después de miles de kilómetros de periplo, y ponerse a vigilar, normal, el Cabu Peñes está lleno de peligros: halcón peregrino, esmerejón, gavilán...













Los chorlitejos grandes (Chararius hiaticula) que compartían los roquedos y los prados adyacentes al acantilado eran mucho más confiados.









Comida, era lo que buscaban.












Y como vemos en el vídeo, a un ritmo frenético.















Lo mismo que otros famélicos en paso al Sur, como el mosquitero musical (Phylloscopus trochilus).













Dejándole el hueco a los compañeros comunes que en estas fechas aún estaban por llegar. Las que sí que llegaban y en grandes cantidades eran las lavanderas blancas (Motacilla alba), aquí alimentándose con avidez de las larvas que surgen del nutritivo cucho.






Tampoco habían llegado todavía las primas enlutadas de Gran Bretaña, estaban al caer.








Pero sin duda el mayor espectáculo a principios de septiembre era el de bandos de centenares de fringílidos llegando del Norte de Europa.










Algunos, como estos jilgueros (Carduelis carduelis) se quedarían breve tiempo para reponer fuerzas, otros ya se quedarán todo el invierno.








Los miraban con poco interés aves sedentarias y locales, como el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros).

















Esta hembra (o macho juvenil) parecía muy desprecupada de mi presencia.















Igual que otra hembra, la de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), muy tranquila en su atalaya.









Del busardo ratonero (Buteo buteo), en esas fechas, no puedo saber si es local o visitante, ya que bastantes llegan del Norte, con un espíritu cazador que contrasta con nuestros más carroñeros y oportunistas ratoneros sedentarios.









Otro peligro llegado de lejos para las abundantes tarabillas comunes (Saxicola rubicola) que exploran su territorio en familias progresivamente más laxas según va llegando el frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encantan tus comentarios, y además los necesito, pero para evitar los ataques de orcos, trols y pesadiellos, me veo obligado a moderar. Si formas parte de la buena gente, tu comentario saldrá seguro.