jueves, 29 de junio de 2017

Somormujo lavanco sorpresa en mayo en el parque

El mes pasado disfrutamos de un atractivo somormujo lavanco (Podiceps cristatus) con todas sus galas y golas.





















Me lo encontré de sopetón en en el Parque Isabel de Gijón, siendo toda una sorpresa ya que en 40 años nunca había visto uno aquí. Fuimos muchos los aficionados a las aves que aprovechamos esta circunstancia en una época tan propicia.










Sin embargo, consultados Laure y Yoli y Juancho, que son como la Parquepedia y La Voz del Parque, respectivamente, me contaron la triste verdad, y es que este bicho estaba herido, y dado que no comía ni mejoraba bajo los buenos cuidados de los cuidadores del parque, lo soltaron en el estanque. Al menos aquí no le faltaba comida en forma de gambusias, y, aparte de los cisnes en celo que lo apartaban de su lado, tenía bastante tranquilidad.











La verdad es que viendo las fotos en casa, sí que tenía aspecto de enfermo y de cansado. desconozco si llegó a recuperarse del todo, eso espero.

martes, 27 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (y VII): Chorlitos grises.

Finalizo con los chorlitos grises (Pluvialis squatarola), los vi por el Rinconín (pocos) y por Zeluán (algunos más), pero en general, muchos menos también que otras primaveras.















En diferentes estados de muda, desde estos primeros ejemplares casi casi ya nupciales...











...a estos otros que o estaban empezando...


















...o apenas habían empezado.














En general, un pequeño desastre, lo peor es que ya van varios años de paso muy flojo por el Cantábrico. Por ejemplo vi un par de correlimos gordos nada más, y de chorlitejos grandes, que ya veis que ni fotos tengo, apenas unas decenas.
Así fue que se nos iban los prismáticos y las cámaras en el Rinconín hacia los negrones comunes (Melanitta nigra), que esta primavera si hicieron un paso curiosín.












Y además recalaron unos días en la bahía gijonesa, para delicia de todos.

lunes, 26 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (VI): Correlimos tridáctilo.

De nuevo, aunque pude ver varias docenas de ejemplares de correlimos tridáctilo (Calidris alba) tanto en Zeluán como el Rinconín, comparado con otros años se queda muy corto.










Es triste ver que un ave tan abundante en paso otros años, éste se ha visto menos, aunque siempre con cifras superiores a muchos otros limícolas todavía más escasos.







Una pena porque estos limícolas tan activos son muy entretenidos y siempre dan juego.













Además, dan un colorido espectáculo, ya que mudan a diferente velocidad y se encuentran ejemplares muy cambiantes en cuanto a su plumaje.










Pero eso sí, no paran ni un minuto.

domingo, 25 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (V): Vuelvepiedras y correlimos oscuros.

Quizás de estas 2 especies no tan decepcionante: De vuelvepiedras (Arenaria interpres) vi grupos cercanos y en ocasiones superiores por poco al centenar de ejemplares.
Guapísimos con el plumaje veraniego.










Tapizando algunas rocas del Rinconín.














Y compartiendo las rocas con otras aves marinas.











En este caso, con 2 cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis).












Y haciendo difícil encontrar a los correlimos oscuros (Calidris maritima), que como casi siempre, los acompañan en mucho menor número.







Pero observando bien, aparecen.










Hasta 6 ejemplares en el Rinconín, que sin ser para tirar cohetes, es una buena cifra, si comparamos con los últimos años.

sábado, 24 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (IV): Correlimos zarapitines y comunes.

Dos ejemplares tan solo anoté este paso de correlimos zarapitines (Calidris ferruginea).
Este guapo ejemplar adulto bien coloreado...y el juvenil de al lado, mucho más discreto.







Alrededor del zarapitín (el más grande en la foto), en Zeluán, un montonín de correlimos comunes (Calidris alpina).










Digo montonín porque por desgracia otros años aparecían por centenares o algunos miles simultáneamente, pero este año sólo he visto algunos grupos grandes cercanos al centenar, pero muchos menos que otros años.









viernes, 23 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (III): Archibebes comunes y andarríos chicos.

Algunos archibebes comunes (Tringa totanus) pude ver en varios lugares, principalmente las mejores observaciones en el Rinconín de Gijón.












Este ejemplar en concreto se obsesionó con comerse una resbaladiza angula y le llevó un buen rato.











En Zeluán, algunos ejemplares sueltos.












O alguna pareja, desde luego no los cientos que pude ver en este lugar en paso prenupcial años atrás.












De andarríos chicos (Actitis hypoleucos), no pude ver más que algunos ejemplares sueltos, los vi bien poco principalmente en el Rinconín.

jueves, 22 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (II): Zarapitos trinadores.

Aunque se oyeron grupos volar alto por encima de mi cabeza en muchos lugares, donde me los encontré principalmente fue en Zeluán.














Aguantando las inclemencias de la primavera asturiana los zarapitos trinadores (Numenius phaeopus) se refugian a esconderse entre la hierba esperando que escampe.











Más aislados, también vi ejemplares en el Rinconín de Gijón.

martes, 20 de junio de 2017

Un paso de limícolas decepcionante (I): Agujas colipintas.

Decepcionante en lo general, porque por lo que me cuentan los colegas poco se vio y muy a tirones, sin una migración prenupcial sostenida. Y en lo particular, por lo poquísimo que pude salir a páxaros, entre dar clases, investigación, trabajo, y cuando éramos pocos parió güelita y me fastidié el hombro, en fin, vaya año llevo.

Empiezo hoy esta serie con las agujas colipintas (Limosa lapponica), a las que pude ver en un escenario a priori nada propicio para ellas, el parque de La Providencia de Gijón.













Empezaron aterrizando delante mío 2 ejemplares. Acabaron siendo 5 en total, tomándose un descanso entre la hierba.









No me las esperaba encontrar aquí.











Donde sí fue mucho más normal verlas y disfrutarlas fue en Zeluán.












Un buen grupo de 20 ejemplares, con hembras y machos bien colorados.












Una de ellas, anillada en Holanda.














Las hembras, mucho más discretas, en este caso acompañadas de un zarapito trinador (Numenius phaeopus).











O de los chorlitos grises (Pluvialis squatarola).

miércoles, 7 de junio de 2017

Playas deliciosas: Torbas (Coaña).

Una imagen vale más que mil palabras, y si tenéis la suerte de encontraros un día tan fantástico como este en esta playa de Torbas y estar absolutamente solos, lo vais a disfrutar pero que bien.
Se llega muy fácil, y tiene un pequeño aparcamiento.
https://www.google.es/maps/dir/Gij%C3%B3n,+Asturias/Playa+de+Torbas,+33719+Coa%C3%B1a,+Asturias/@43.5366174,-6.7797481,203245m/data=!3m2!1e3!4b1!4m13!4m12!1m5!1m1!1s0xd367c66cbf494bf:0xbd06d207048d3536!2m2!1d-5.6611195!2d43.5322015!1m5!1m1!1s0xd316050a032852b:0x35c083e78ce43624!2m2!1d-6.7816832!2d43.5575826
Después de la gran riada que deshizo el sendero de bajada era muy difícil bajar, pero ahora se hace en un pequeño paseo de un par de minutos.
¿Qué nos encontraremos? Pues un playazo de más de 1 km de largo, con una buena zona central para bañarse, unos acantilados preciosos para hacer buenas fotos (atención a las aves que crían en ellas, no voy a dar más detalles...), y fuera de temporada playera, tranquilidad total.
En verano hay más gente, pero nunca llega a ser una playa realmente concurrida.
Y los que llevéis críos, tenéis diversión asegurada en las rocas, que esconden un sinfín de charcos, con mucha vida marina (nunca en mi vida vi tantos cohombros como en esta playa).
Para los que vayáis en pareja, un montón de rincones donde estar tranquilos, y con intimidad absoluta.
Para los que paseéis, al extremo derecho se inicia un paseo entre rocas que llega a algunas de las mayores y más impresionantes cuevas marinas que recuerde (ojo, visitar sólo en marea baja).
En definitiva, otra playa con mi sello personal de DELICIOSA.

domingo, 4 de junio de 2017

Por el Chorrón de Villamayor

Nos paseamos un par de veces esta primavera por la ruta al Chorrón de Villamayor. Adecuada para todas las edades, se camina la mar de bien bajo, sobre y a la vera de la vegetación tan agradable de este rincón de Piloña.
















Alrededor del río de la Cueva, que acompaña la senda en todo momento, praderías que apetecen.












Y claros rodeados de un arboretum muy bien pensado y muy bien tratado.












Despuntaban ya las primeras flores de abril. Mucha variedad y color, como por ejemplo, la violeta de bosque (Viola riviniana)...









...la consuelda menor (Symphytum tuberosum)...














...o la estrellada (Stellaria holostea).


















Otras plantas con floración menos explícita, como la del tártago de bosque (Euphorbia amygdaloides)....









...o casi invisible, como el rusco (Ruscus aculeatum).












Pasamos varias veces por encima del agua, por puentes muy bien pensados para evitar resbalones.

















A los críos les encantó poder recoger fresas silvestres (Fragaria vesca), y les encantará en julio recoger los arándanos del camino.












Cuando todo dé fruto habrá que explicarles a diferenciar los frutos buenos de los malos, como los de la zarzaparrilla (Smilax aspera).












Un paseo tan sencillo es una buena escuela de naturaleza para nuestros chavalines urbanitas, alucinaron con las zorreras y las tejoneras al borde mismo del camino.










Se olían antes de verse.












También con los viejos troncos podridos pero no en el suelo como acostumbramos por desgracia ahora, llenos de las señales de los pícidos, que anidaban justo al lado, oímos a los polluelos, pero no vimos las cebas.
















Caminando, caminando, llegamos al final del tramo ribereño, ya se intuía la montaña al fondo.
















Un poco más, y llegamos al área recreativa, fantástica, con buena sombra, buenos árboles, juegos para los chiquillos y un montón de trinos: pinzón vulgar, trepador azul, agateador común, carbonero común, herrerillo común, mosquitero ibérico...en ningún momento el silencio fue completo.








Y 5 minutos más arriba, el premio para grandes y pequeños: El Chorrón de Villamayor, una catarata tan sencilla de acceso como agradable a la vista y al oído.






















Comimos, hablamos, jugamos, y vuelta al camino. Cansados y descansados a la vez, todavía disfrutamos con la arboleda, con los roblones carballos (Quercus robur)...de un tamaño que pocas veces se ve ya en la media montaña asturiana.








También se enseñó a los pequeños a hacer silbatos y flautas con la siempre útil corteza del avellano (Corylus avellana), un auténtico aliado del aldeano hoy en día olvidado.












Aunque yo me quedo con la fragancia de la espinera albar (Crataegus monogyna), el mejor aroma y el más dulce de la primavera.