domingo, 28 de mayo de 2017

Unos días por Berlín: tercer día por la tarde.

La mañana la pasamos visitando el zoo de Berlín, que además de enorme, muy cuidado y con especies animales y sobre todo aviares que nunca pensé que conocería en esta vida, posee una arquitectura que hace que merezca la pena patear todos esos kilómetros de caminos aunque no hubiese animales. Pero es que los había, y ver tan de cerca takines, palomas de Nicóbar o arapaimas fue algo inolvidable.

Por la tarde, con mal tiempo y con un declive físico y mental acusado de varios de los del grupo familiar, nos acercamos a la Iglesia Gedächtniskirche (Iglesia del recuerdo).










Para los que penséis que la foto está trucada, no lo está. La iglesia, del S. XIX, quedó destruída en la IIGM, y se decidió dejarla como estaba como recordatorio del horror. Y funciona.
















Vista de cerca, impresiona ver cómo quedó la pobre edificación, y te haces una idea de la lluvia de fuego que sufrió Berlín al final de la guerra.


















Como constatamos en otros lugares de Berlín, el hecho de haber tenido que reconstruir muchas veces la ciudad, primero por la guerra francoprusiana, después por la IIGM, luego por la época comunista, y más tarde por la Reunificación Alemana, hizo que por suerte o por desgracia, hubiese mucha libertad para crear nuevos espacios urbanos. En este caso, alrededor de la Gedächtniskirche se edificó el conjunto de la Breitscheidplatz, un lugar que alimenta a los ojos como pocas veces he visto.

En un mismo lugar tenemos los inmensos edificios de oficinas y centros comerciales del Ku-Damm, la propia Gedächtniskirche, una iglesia ultramoderna, un campanario a juego con la iglesia y una fuente (la más extraña que haya visto en mi vida) que se conecta por subterráneo con las galerías comerciales. Es extraño cuando llegas, pero el conjunto me encantó.


La iglesia que sustituyó a la destruída y convertida en memorial-museo es la iglesia más chocante en la que he estado nunca, con un exterior muy soso (la llaman la bombonera o la caja de maquillaje los berlineses)...









...pero una vez dentro se llena todo de la espléndida luz azul de 22.000 cristales, el efecto sobrecoge, la sobriedad se acumula a las obras de arte que se muestran en el interior, restos de otras iglesias destruídas en Inglaterra y Rusia durante la IIGM y cuadros creados en los distintos campos de concentración y trincheras de la IIGM. (Foto de Johann H. Addicks en Wikimedia Commons).





La torre del campanario, que es del mismo estilo, y socarronamente la llaman el lápiz de labios los alemanes, estaba en nuestra visita cubierta por un andamio e plástico naranja que todavía hacía más excentrico pero atractivo el conjunto.









¿Podía mejorarse? Pues sí, tras una cena en un restaurante bávaro, nos acercamos y llegó el camión que iba a instalar los huevos de pascua tradicionales en la plaza. Lo dicho: Inmejorable.



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