miércoles, 28 de diciembre de 2016

Gaviotonas en el Musel

Las gaviotas del Musel suelen ser bicharracos bien duros y peleones.






















Puede ser por estar muy bien alimentadas con los restos de los pesqueros que atracan en el puerto, o por tener que sobrevivir a mil aventuras entre anzuelos, coches y grúas a la carrera, gatos igual de fortachones...












La cuestión es que, como esta gaviota argentea (Larus argentatus) algunos de sus habitantes tienen un aspecto formidable...pero lleno de cicatrices, por ejemplo a esta gaviota le falta la vista en el ojo izquierdo.








Los frecuentes gaviones atlánticos (Larus marinus) son de un descaro tremendo, los he visto intentando deshacer redes, sacar comida de la basura con gente a un metro o posarse en coches con gente dentro.







Por desgracia su tamaño no los protege de las inclemencias del trato humano, el año pasado la primera gaviona ibérica que se vio anillada en Gijón murió atropellada aquí mismo.











Y como me contaba Juan Villar, para encima estaba cosida a anzuelos, sedales y demás trampas. Y el agua tampoco es un sitio muy seguro, debido a sus suciedad.








Las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) autóctonas tampoco escapan de estas líneas, disfrutando y sufriendo los mismos avatares.












Están orondas todo el año, alimento no les falta.










Pero a costa de sufrir en un porcentaje muy alto lesiones y heridas.










Por así decirlo, viven y mueren rápido, y dejan bonitos cadáveres.












Aunque considero a este puerto un sumidero de gaviotas, dada la siniestralidad que demuestra, sigo disfrutando de gaviotear aquí.











Y desde luego como posadero para mi cámara, pocos hay mejor. Esta gaviota sombría (Larus fuscus) parece darme la razón.

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