sábado, 16 de agosto de 2014

Por la Bahía de Cádiz (I): Birrascoping en Pago del Humo

Después de una buena temporada sin publicar, tendréis que perdonarme, estaba en unas cortas pero necesarias vacaciones, que terminaron antes de tiempo pero que supieron a gloria.

El lugar elegido fue Pago del Humo, una zona con casitas tranquilas, al Este de Chiclana, rodeado de excelentes puntos de observación de aves. La casa era la "Villa de las Cigüeñas", y pronto nos dimos cuenta de por qué el nombre, ya que coincidía en la vertical de un pasillo desde la costa y las salinas hacia el interior de Cádiz, y vimos muchas cigüeñas comunes (Ciconia ciconia).

Pasaban muy altas, pero al ser tan grandonas se veían bien.





No sucedía lo mismo con las rapaces. Pasaron milanos negros,águilas calzadas, busardos ratoneros, y muchos cernícalos vulgares y primillas (Falco naumanni). Al pasar rápidos y altos, y ser pequeños, era difícil echarles una buena foto. Este ejemplar, por ejemplo, sale fatal, podría ser por el moteado irregular y el rojizo vientre, con alas claras por debajo y poco rayadas, uno de los muchos primillas que pasaron, pero la foto es mala con ganas y no se sabe bien. La poderosa luz gaditana, tampoco ayuda mucho, y me las hizo pasar canutas todo el viaje.








La casita estaba rodeada por todas partes de frondosos pinos piñoneros (Pinus pinea), que daban una sombra estupenda y añadían frescor al ambiente, y, lo más divertido para mí, proporcionaban cobijo a muchas especies de pájaros.


Así que me sentaba en la tumbona a su sombra, a la distancia suficiente para que los peques no me llenasen de agua de la piscina el equipo, y con la cámara y los prismáticos a un lado, y al otro lado una buena jarra de cerveza fresquita recién escanciada de uno de los sucesivos bidones que trasegábamos el amigo Ricardo y yo...y a disfrutar.






Los más abundantes, los gorriones comunes (Passer domesticus), que criaban en las copas de los pinos.











Les seguían en abundancia los gorriones morunos (Passer hispanoliensis), que también tenían nidos.












Y los más ruidosos y también criando, los estorninos negros, a los que no fui capaz de tirarles ni una foto, tal era su grado de desconfianza, siempre se movían por las ramas externas del árbol, hacia la cara "no visible". Tremendos.
Sin criar, pero también muy abundantes, los herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus).








Y venían a comer al prao todas las mañanas los mirlos comunes (Turdus merula), 2 parejas, una normal de plumaje.












Y la otra con el macho parcialmente leucístico.









Era muy llamativo.







Era muy notorio también el paso de mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), lo fue durante todo el período que anduve por Cádiz. Otra cosa era pescarlos entre las ramas, porque ni se dejaban ver ni paraban quietos.








Finalmente, las abundantes tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) nos amenizaban con sus cantos monótonos mañanas y tardes.






Además, se pasaron por allí currucas cabecinegras, carboneros comunes, golondrinas daúricas y comunes, vencejos comunes y pálidos, aviones comunes, y las bandadas de gaviotas patiamarillas y reidoras.
Una buena diversión.

4 comentarios:

  1. Me encanta Cádiz, seguro que disfrutaste un montón, además hay mucho sitios de interés para pajarear.
    Saludos desde León

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    1. Sí que lo disfrutamos, iré poniendo entradas, un saludo.

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  2. Guapo viaje. ¡Imposible ir sin la afición a cuentas!. Un saludo, Fénix.

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