miércoles, 12 de febrero de 2014

Temporal tras temporal (I): Playa del Arbeyal.

Hago un pequeño resumen de lo mucho que me impactó esta larga serie de temporales del NW que nos han literalmente barrido estas semanas, con algunas fotos de lo que vi y me encontré.
Comienzo con la playa del Arbeyal de Gijón, que como sabéis, es una playa seminatural, ya que fue restaurada y rellenada con miles de toneladas de arena del fondo marino, por lo que tiene tal acúmulo de arena que la marea alta nunca la cubre del todo...hasta ahora.

Porque lo que me encontré el 2 de febrero fue algo que no olvidaré: la marea había subido tanto, apoyada por olas enormes, que incluso con la protección de todos los diques del Puerto del Musel, y la gradiente de muchos metros de arena en cuesta desde el paseo marítimo, el agua llegó hasta el aparcamiento de la playa, y cambió su morfología creo que para siempre, arrastrando y arrasando el fondo de la playa y depositando muchos metros cúbicos de arena en la línea de la rompiente.
Tanto es así que las olas debieron barrer todo el paseo marítimo de madrugada y saltaron, de Oeste a Este todas las protecciones, llenando de arena todo el paseo.
Increíble, teniendo en cuenta la mansedumbre habitual de las aguas de esta playa y la casi imposible fuerza que tuvo que provocar tal desbordamiento.
Podéis ver en esta foto (mejor abrir en grande) la magnitud del temporal.

Al retirarse el mar por la marea baja, muy baja, al ser marea viva, quedó en lo alto de la playa una laguna para asombro de todos, a varios centenares de metros de la linea real de costa.








Como víctimas involuntarias, las plantas del paseo que crecían entre el pavimento, que nunca la habían visto de este calibre.









A lo lejos, en el Cerro Santa Catalina, muchos días con olas pavorosas.

Aunque hay gente a la que ni todos los avisos del mundo, ni el sentido común, ni olas inmensas, de mar de fondo de unos 6 metros, como las de esta foto, tomada sin referencias, porque era el puro horizonte a golpe de teleobjetivo, les baja de la burra y de la estupidez. ¿Qué por qué lo digo? Pasad a la última foto.


Como dice un amigo mío, "hay más tontos que ventanas"...

Corrección: Ver comentarios.
A mí sigue pareciéndome una locura andar entre estas olas, pero viendo lo que nos cuenta Pablo puede ser que sea una locura controlada.







6 comentarios:

  1. ¡Cómo serían las consecuencias del temporal antes de existir estos diques!

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    1. Para la buena gente del mar, que no tenía predicciones del satélite, encontrarse estos temporales sin previo aviso debía ser pavoroso.
      Para la población de tierra, tanto al Este (marismas del Piles y sistema dunar de San Lorenzo) como al Oeste (Playa y acantilados de Pando) los temporales no debían ser tan terribles, ya que había cierta protección natural, el problema es cuando se le ponen puertas al mar: siempre encontrará por dónde entrar.

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  2. Te puedo asegurar que donde estaba, no corría riesgo alguno, Iván. Un saludín.

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    1. No te quito razón, ya que estás más en el mundillo, pero para los que estábamos allí, la sensación era de pánico.
      A prismático no parecía haber peligro inmediato, y fue la única razón por la que la gente desde el Arbeyal no llamó al 112, porque la intención generalizada era esta, y tuve que dejarles los prismáticos para convencerles de que no llamasen a emergencias. Desde tierra la situación parecía muy chunga.

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    2. Puff, ésti rapaz ye profesional de olas grandes. Ésa ola, pa él, sería como una orillera de 25 centímetros, pal resto de los mortales, Iván...

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    3. Desde luego los tiene "cuadrados", el tío.

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