sábado, 28 de diciembre de 2013

Gaviotas y anillas: una afición heróica, en clave romántica.

Más allá de una bonita foto de una gaviota exótica, o de una anilla lejana e interesante, hay una historia que no siempre se cuenta, y que ni siquiera se entiende, voy a intentar explicarla lo mejor que sé.

Hay que madrugar mucho, porque en las grandes ciudades todo son molestias, y aunque lo ideal es hacer este trabajo con buena luz, al final, para que la gente, los perros, los servicios de limpieza, los futbolistas, los coches, las ambulancias, y en general casi todo, no espanten a las gaviotas, hay que madrugar, tanto que lo mejor es llegar aún de noche.










Hace mucho frío, pasas frío, y aunque llevas guantes los dedos se te congelan, el equipo es pesado y hay que tener mucha fuerza de voluntad para no volver al coche y a la cama, todos duermen menos tú.






Te diriges hacia las gaviotas, hay un buen bando, pero es tan de noche que aún no sabes lo que te espera, si llegará esa gaviota rara que tanto esperas o si será un buen día imaginando historias de migración muy lejos, desde otros mares.



Vas caminando hacia ellas y empiezas a ver problemas, ¡tantas veces tanto esfuerzo acaba con un solo paseante o un solo perro en toda la inmensidad de la playa que tuvieron que pasar justo entre las gaviotas!





Pero no, hoy tienes suerte y nadie molesta, pero algunas gaviotas, como esta holandesa, tienen la manía de echar a volar con el primer rayo de luz, y no, no hay suficiente luz, ni a ISO 3200, para poder leer esta anilla. Quizás vuelva otro día, o quizás la hayas perdido para siempre. Hay que asumirlo.







Ahí está el bando, no hay ninguna gaviota rara, pero sí 5 gaviotas sombrías anilladas, hoy va a ser un gran día, pero sabes que los 8 minutos que tarda el Sol en salir son los 8 minutos más desesperantes del día, y no, sigue sin haber suficiente luz.






Ya tienes a las gaviotas localizadas, pero no hay buena luz, no eres capaz de leerla con la óptica, y fotografiarla aún es imposible, si subes mucho el ISO, baja la nitidez.








Ya falta poco, tienen que aguantar un minuto más sin irse. Te agachas, te haces lo más estable posible, te relajas, te olvidas del frío que te hace tiritar, de la incomodidad de estar con 3 kilos colgando del cuello, en cuclillas,a 0ºC, azotándote el aire. Tienes que detener todo movimiento superfluo, y dar con la combinación exacta de ISO, velocidad de apertura y diafragma. No puedes fallar, hay que seguir intentándolo.



Finalmente, contienes la respiración, ya hay nitidez suficiente, se lee la anilla, sabes que es francesa, lees cada dígito, es nueva para ti, es su 1ª lectura, y respiras hondo. Sabes un poco más de esa gaviota, lo sabrás enseguida, no has molestado a las gaviotas, que allí siguen, pronto leerás intrigado una nueva biografía más, ha merecido la pena.


Sabes que solo un puñado de personas en tu país entienden esa sensación de euforia, y crees que quizás si estés un poco loco, pero bendita locura, el martín pescador, enfrente de tu coche, te entiende.
Vaya, otra vez hablando con los pájaros, sí, definitivamente, estás un poco loco, ya no solo hablas solo, ahora crees empatizar con los animales...





Como toda pasión, cuando es sincera, mejor no pensarla, hay que disfrutarla y punto.

7 comentarios:

  1. Locura:
    3. f. Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa.
    4. f. Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo.
    Bienaventurados los locos.... de ellos es el reino de las gaviotas, perdón por la broma. Me ha gustado mucho esta entrada, Iván. No se porqué, pero yo también me siento reflejada en ella.
    Bendita locura que nos da ánimos y nos carga el espíritu. Yo siempre digo, que ir al mediodía a ver gaviotas, hace en mi, el mismo efecto que un cargador enchufado a un móvil con poca batería....
    Un abrazo

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    1. Creo que además de estar garantizadas las cuestiones básicas (alimentación, trabajo, salud, hogar), todo ser humano debería aspirar a tener una afición que lo llenase y lo realizase, muchas veces la gente me mira raro cuando salgo sonriendo de una playa, en condiciones penosas, y pienso que si supiesen lo enormemente satisfactorio, y lo mucho que me aleja esta afición de depresiones, problemas y demás pestes de la era moderna, quizás la gente me vería con muuuucha envidia.

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  2. Agradable de leer esta entrada, y reconfortante con uno mismo. Somos pocos pero alguno hay.

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    1. Amigo, tú estás en una división superior, aguantar las horas que aguantas y en las condiciones que tú y yo sabemos a pie firme en la Vaca contando bichos, eso sí que tiene mérito, tendrías que estar exento de IRPF ¡como poco!

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  3. Soy uno de esos pocos que te ha entendido Iván. Se te ha olvidado un último capítulo. "Qué bien, un bando de más de 300 gaviotas a mi disposición, están tranquilas, algo bueno saldrá...Maldición, ¿qué pasa aquí? No veo nada, por más que miro no hay nada. En fin, mañana será otro día, otra oportunidad." Hoy me pasó a mí. A todo esto, muy buena entrada. Un saludo

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    1. Huy, de es capítulo me sé yo mucho, pero como presta cuando se encuentran cosas.

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  4. Si Iván, te entiendo. Y en esto, como en tantas cosas hay que decir eso de "ande yo caliente, ríase la gente". Hay que hacer lo que a uno le gusta, disfrutar con ello, y hacerlo lo mejor posible y con pasión. Claro que hay quien piensa que estamos locos, pero precisamente eso es lo que no estaremos nunca, porque como tu dices, reconforta mucho y nos ayuda a olvidar. Enhorabuena, gracias, y buen 2014 juntos.

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