domingo, 25 de agosto de 2013

Mirador de Femés, Yaiza, Lanzarote, un análisis cínico.

A los pocos días de estar en Lanzarote hice lo que suelo hacer: dejar a la familia durmiendo y madrugar para recorrer la isla en el coche y conocer mejor el territorio.
Desoyendo al GPS, para salir de donde estábamos (alrededores de Playa Blanca, en el extremo Sur) hacia el Norte, utilicé una carretera en peor estado pero con mucha más historia y paisaje, pasando un puertecito que desemboca, antes de seguir camino hacia la llanura central, en el mirador de Femés, un gustazo para la vista, a las afueras del idílico lugar del mismo nombre: Femés.

El comentario cínico viene por lo siguiente: si os fijáis en la foto, al fondo (pinchad en la foto, leñe) se ve un pequeño volcán, se trata de la Montaña Roja. A su derecha la costa y el paisaje son vírgenes, pero a su izquierda hay un continuum de urbanizaciones que se extiende más de 10 kilómetros, incluso detrás de la montaña que enmarca la vista a la izquierda.
Puede parecer que siempre fue así, pero no lo fue en absoluto, y solo se empezó a construir de esta manera en los últimos años.
El modelo de Playa Blanca, era estilo "Benidorm", con unas playas rodeadas a pie de ola por hoteles de los más variopinto, y servicios de lo más variado para divertir y sacar los cuartos del turista, legalmente, con mucha creación de puestos de trabajo. Como veis en la imagen, que es de la Playa Dorada en Playa Blanca, puede parecer aberrante, pero se ha estudiado, y es un modelo relativamente respetuoso con el medio ambiente, ya que concentra todo el gasto de agua y suelo en muy poca superficie, y quema las 2 playas de Playa blanca, pero salvaguarda (salvaguardaba) las demás del Sur de la isla. El pueblo se iba urbanizando y dotando de servicios de manera bastante ordenada, y aunque son pueblos jaraneros, especialmente de noche, las molestias para la población local se concentran, y tiene su encanto, con buenas calles, centro de salud, colegios, farmacias, y un paseo marítimo precioso.

Pues hete aquí que este modelo ya no era suficiente para determinada gente, no solo aquí, sino en todo el país, y empezó a especularse con los terrenos que rodeaban a Playa Blanca...los resultados, los que se pueden leer en la prensa, a día de hoy, el alcalde de Yaiza y todos sus familiares están en la cárcel, ya que se lucraban con la recalificación masiva de terrenos que no eran aptos para el turismo. (La alcaldesa que lo sustituyó también está siendo investigada por favorecer sus propios terrenos en la especulación...)
Se favorecieron los hoteles aislados y mastodónticos, junto a playas que no tenían servicios para el turismo, y que obligaban a los usuarios a ir con sus coches a recorrer la isla en busca de arena. Como no se urbanizaba con cabeza, sino con dinero, todo lo que se ha ido construyendo alrededor de los núcleos tradicionales de turismo se ha hecho sin que se pensase que hacía falta servicio de alcantarillado, de recogida de basuras, o, simplemente, de agua, y no se construía en retícula, sencillamente quien vendía los terrenos provocaba su urbanización, aislados de la red de calles y carreteras, se hacían auténticas islas en el paisaje desértico, sin servicios básicos ni un mínimo de urbanismo sostenible.
Bajo una agresiva propaganda, y el reclamo de chalets individuales, con piscina y jardín, mucha gente compró, e hizo efecto llamada para seguir construyendo.

Y he aquí los resultados: miles de casas abandonadas, a medio hacer, muchas con piscina, pero sin agua, sin puntos de alcantarillado, sin que haya servicios de restauración, supermercados, colegios, o vecinos.
Y las calles, urbanizadas, pero sin nada alrededor, urbanizaciones fantasma. Un desastre. En especial para los habitantes locales, que ahora tienen una deuda inmensa que detraerá de sus servicios públicos, un pueblo a medio hacer que jamás volverá a su estado original, y una economía turística afeada por estos terribles errores que se traducen en mil pequeños horrores a los ojos de los visitantes.

El comentario cínico (en el sentido moderno de la palabra, la escuela cínica griega era otra cosa), va porque la preciosa casa que alquilamos que veis en la foto era la nuestra: como nadie quiere hoy en día esos chalets en mitad de la nada, se alquilan baratos a los turistas, y yo me aproveché de ello: estábamos en mitad de la nada, entre Las Coloradas y una pista de tierra que daba precario acceso a las Playas del papagayo, rodeados de tantos cientos de casas a medio hacer, todas iguales, tanto que nos perdimos cada día para localizar nuestra propia casa, son pueblos sin identidad, sin nada que recuerde a una colectividad.
Ideales para pasar 15 días, ideales para estar tranquilos (y tan tranquilos, como que estábamos literalmente en la nada) pero imposibles de vivir como personas residentes de continuo. Una triste realidad que ha herido esta tierra para siempre, y eso da mucha pena, más cuando hay millones de personas sin hogar que podría ocupar toda esta oferta de vivienda y, esta vez sí, hacer una vida aquí, doy buena fe que la calidad de vida es óptima.

Bueno, en la próxima entrada, el contraste: nos vamos a La Graciosa.





3 comentarios:

  1. Muy guapes semeyes y muy interesante el tema que comentas de los chalets "olvidados"....

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    1. Allí están, no seré yo quien fomente la ocupación, pero se podría hacer una colonia de okupas con piscina sin problemas, no parece que aquello se vaya a habitar en décadas, y con las condiciones climáticas de la zona se va a quedar hecho una desgracia enseguida.

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  2. ¡Si Manrique no hubiera tenido aquel fatal accidente, esa bellísima isla aún tendría su guardán!. Guapo viaje, Fénix, gracias por compartirlo, me trae mucho recuerdos.

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