jueves, 14 de marzo de 2013

Nieve y trabajo: mala combinación

Siempre me gustó la nieve, pero cuando me fui a trabajar al Suroccidente asturiano, con 2 meses de nieve continua, y 3 horas de coche al día, dejó de tener bastante encanto.

Hoy, esta vez de camino a Oviedo, volví (al final de la mañana) a disfrutar de la maravilla de la nieve en cotas bajas, del sonido de los pies en la nieve y del silencio del paisaje nevado, sin moverme de mi lugar de trabajo.

Pero también sufrí la incomodidad física de permanecer 2 horas y media en el coche para recorrer 30 kilómetros de autovía, y sobre todo, la incomodidad psicológica de ver cómo a estas alturas de siglo una vía de alta capacidad se colapsa con menos de 3 centímetros de nieve.
Seguimos en el 3er Mundo, pero los gestores que hacen que estas cosas siempre salgan mal y de manera chapucera e improvisada siguen cobrando sus sueldos de 1er Mundo, y creyendo que lo hacen bien.

Caminamos hacia la excelencia







2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón... Ayer se suspendieron las clases en la Universidad y por supuesto en muchos colegios.Esto es de locos.
    No me gusta la nieve, y la he vivido y disfrutado en Avila,pero hay que ver los destrozos que su peso ha hecho sobre montones de árboles. Un saludo

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  2. La nieve no es para las ciudades ni para el ritmo moderno, mucho menos en un país que no está acostumbrado a ella.

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