jueves, 30 de agosto de 2012

Playas deliciosas: Arnao (Castropol).

Antes de nada, dejar claro que el mayor interés de la playa de Arnao es paisajístico.

Es una playa preciosa, cierto, pero sobre todo, domina un escenario de lujo: La ría del Eo.

Es la última gran playa antes de dar el salto a Galicia, la frontera.

Y además, su extraña orientación, abierta al Oeste, mirando hacia Ribadeo, hacia la bocana de la Ría del Eo, y hacia ese mamotreto que es el puente de los Santos, sobre la A-8, le da el aspecto de un enorme anfiteatro, lleno de maravillas.








Es un arenal tranquilo, muy paseable, amable para el bañista y sobre todo para el paseante, en pocas playas he visto tan poca gente tumbada en la arena y más caminando, lo que ya de por así aumenta mi simpatía hacia esta playa.



Arnao es una de las escasas playas que tiene una salida directa desde la autopista, justo antes de cruzar hacia Galicia, así que es imposible perderse, ya que la desviación va directísima hacia el aparcamiento, que incluso en los días de verano es extraño que se llene.















Y si os aburrís, he de deciros que Arnao dispone de un agradable parque-playa, con mesas de merienda, miradores exquisitos, y un camino de ronda hacia la Punta da Cruz, que es el último pedazo de tierra asturiano entre Lugo y el Cantábrico, y como se puede deducir, una atalaya extraordinaria sobre estas y otras tierras de la Mariña y de Castropol.









Hacia allí nos fuimos, y será el tema de la próxima entrada.















martes, 28 de agosto de 2012

Ánades en eclipse, garzas, gaviotas...

Ya desde finales del mes pasado aparecieron masivamente los ánades azulones (Anas platyrynchos) por el Parque Isabel de Gijón.









En grandes grupos, van poblando las charcas con un plumaje único, muy diferente a su plumaje original, tras haber dejado atrás la fiebre reproductora.






El pico completamente amarillo, sin manchas irregulares nos salvará a la hora de diferenciarlo del plumaje similar de una hembra o de un juvenil, de un simple vistazo, aunque el cruce que hay con razas domésticas, que en este parque hay ejemplares de 2ª y 3ª generación, nos puede complicar algo este sistema.





Van entrando también las garzas reales (Ardea cinerea) invernantes, en dispersión desde sus zonas de reproducción, que acompañan a las locales garcetas comunes (Egretta garzetta).










Sorprende lo mucho que cuesta localizar a las grandes garzas reales en los árboles. Conservan una postura inmóvil durante horas, y a veces se nos olvida lo grandes que son.










Sin embargo las pequeñas garcetas, con ese plumaje blanco no solo deslumbran al fotómetro de la cámara, son fáciles de ver a distancia.











Además, sigo viendo al porrón europeo (Aythya ferina) veraneante.










No sé si será buena elección como destino vacacional, porque están aflorando tapinos de algas que indican una fuerte eutrofización fruto de la sobreabundancia de nutrientes y un agua más que caliente. Crucemos los dedos.







De gaviotas, pocas pero interesantes. Hay ya todo un hospitalillo de gaviotas con dificultades, que encuentran en este parque un santuario en el que sobrevivir. Por ejemplo esta gaviota patiamarilla (Larus michahellis), con un ala en mal estado.







Alguien dirá que no merece la pena que sobrevivan artificialmente, y que es trastocar la naturaleza, pero viendo a mi querida gaviota sombría (Larus fuscus) "Pordioserina", que lleva un año luchando por sobrevivir, y a la que finalmente parece que le están mudando las primarias, después de todo un calvario...no sé, doy por seguro que yo mismo ya la habría palmado hace años en la naturaleza, más después de romperme el pie este invierno, y quizás un poco de caridad (un poco) no sea algo tan malo para estos seres vivos sufrientes, será que me vuelvo viejo.




Las que siguen llegando son las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), algunas identificadas como checas y polacas repiten año tras año, ya os pondré sus historiales en otra entrada.










Y un montón de gaviotas grandes juveniles, que me hacen sudar para asignarlas a una u otra especie. Prometo una entrada con ejemplos de gaviotas fáciles y otras muy difíciles con las que seguro que me estrello.
Esta creo que podría ser una sombría. Podría.
Para otro día sigo con más meteduras de pata.







Muchas entradas pendientes (muchísimas) y poco tiempo, espero que perdonéis mi retraso, que ya es de un mes entero.

domingo, 26 de agosto de 2012

Lamentándome por la Senda fluvial del Piles (II): Aves

Pues lo normal en una zona con 2 humedales y un río sería empezar hablando de aves acuáticas, pero a finales de julio, como visteis en mi anterior entrada, una de las lagunas estaba seca, y la otra, casi vacía.

Así que empiezo por las otras aves, que sí eran abundantes.

Lo más abundante, los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), que cubrían cada arbusto, se ve que estaban llegando, desde entonces sigo viéndolos casi cada día.













Con ese amarillo chillón, no son difíciles de detectar, aunque sí de fotografiar, entre las hojas.








Todo el camino, amenizado por las familias de tarabilla común (Saxicola torquata), muy cariñosas siempre.











Cuando me da por ver a un ave, se me repite muchísimo. Este año le toca al papamoscas gris (Muscicapa striata), lo veo en casi cualquier sitio, y en grandes cantidades.








Son aves silenciosas y crípticas, pero también muy tranquilas.












Y con afición por las perchas, lo que facilita las cosas.












A finales de julio estaba todo lleno de volantones, con cara de despistados, como este pinzón vulgar (Fringilla coelebs).






Y muy esfamiaos, porque en cuanto le echamos unas migas, se hizo amigo nuestro para siempre.











Les espera un reto muy duro por la supervivencia, pero por ahora la comida abundaba, y en otoño, aún abundará más.









Los volantones de jilguero (Carduelis carduelis) también se ponían las botas con tanta semillita.








Y es que con tanto herbicida a alguien se le olvida que las humildes plantas ruderales son muy importantes para estas especies, que no deben faltar en nuestros parques.







Igualmente, como bien sabe el amigo Miguel, disponer de una zona con algo de agua accesible para los paseriformes es una fiesta para estos pequeños en los meses de calor.











Los gorriones comunes (Passer domesticus) disfrutaban de lo lindo sobre una pequeña surgencia en un prado que formaba una somera lámina de agua limpia.





Y además estos prados inundados siempre ofrecen semillas e insectos, enmedio de la seca que estamos teniendo este año.











A la sombra de los pinos, en una finca en la que crían también los gavilanes, los busardos ratoneros (Buteo buteo) se ponían en marcha.














Apatrullando el parque para disgusto de sus vecinos, posibles presas.










Dejo para el final el escaso rédito que nos da la Charca de la aliseda pantanosa: unos pocos ánades azulones (Anas platyrynchos),  y alguna gallineta común (Gallinula chloropus).







Un par de semanas después, pude ver en esta misma charca el espectáculo de centenares de patos que cubrían todo el espacio disponible, pero eso para dentro de unos días, en otra entrada.
¡Voy con mucho retraso!
























viernes, 24 de agosto de 2012

Lamentándome por la Senda fluvial del piles (I): Plantas y mariposas

A finales del mes pasado, iba yo divagando sobre las luces y las sombras, por la Senda Fluvial del Piles, entre la Charca de la Aliseda pantanosa y la Charca de D. Alfredo Noval.

La naturaleza, al Sol, se mostraba generosa, en colores, texturas y olores.
La hierba de San Antonio (Epylobium hyrsutum) brillaba con luz propia en los prados encharcados de las orillas del río Piles.


Y su néctar era consumido por los insectos, sin que les importunase mi presencia.











La cardencha (Dipsacum  fullonum), de aspecto amenazador y arquitectura acorazada, también atraía a más bichos.












La reina de los prados ( Filipendula ulmaria) más bien atraía a las mariposas.










Y mariposas había bastantes, aunque no muchas especies, como la lobito agreste (Pyronia tithonus).












Aquí con su guapa visión del reverso.











La siempre frecuente mariposa de los muros (Pararge aegeria), hasta en la sopa.












La conocida vanesa (Vanessa atalanta), siempre tan llamativa.











Los saúcos (Sambucus nigra) ya ofrecen su fruto en enormes cantidades, a beneficio de los muchos pájaros que vimos (ver en siguiente entrada).





Uno disfruta intensamente de esta naturaleza aún esplendorosa, pero cuando llegamos a la charca de D. Alfredo Noval, la magia sucumbe ante la poca capacidad de empatía con nuestras últimas glorias naturales.
Como me temía, y como ya dije hace tiempo, la colmatación, el abandono, y la falta de un caudal mínimo han secado la charca, dejándola en un estado calamitoso, y, claro está, sin aves acuáticas, odonatos o anfibios, menuda cagada.

Quizás a nuestros políticos y gestores solo les interese ir abandonando todo, y dejar que nos conformemos con paisajes desnaturalizados, e irrecuperables para la biodiversidad (la de verdad).

Nos conformaremos con plantas naturalizadas, como la alfalfa (Medicago sativa).







O directamente con plantas y animales traídos de muy lejos, como este arce neugundo (Acer negundus).
Quizás los que nos entierren ya no sean capaces de diferenciar la realidad de la ficción, la usurpación de la originalidad.
Yo, por ahora, sí, y aquí lo denuncio.



miércoles, 22 de agosto de 2012

De excursión con MAVEA por los acantilados de Cudillero

A finales del mes pasado nos fuimos de excursión el Grupu d'Ornitoloxía MAVEA a hacer un mini-testing por los afloramientos rocosos que dejaba la marea en la playa de Doría, en Cuideiru.
Hacía un día increíble, y no pude evitar fijar la vista en la costa al Oeste del Cabo Vidío, que estaba así de espléndida.








El objetivo de la excursión era recopilar información sobre toda la fauna y flora de los pedreros, pero los pedreros resbalan, y no puedo permitirme que mi equipo fotográfico se caiga al agua, así que no os puedo poner ni una foto de las muchas cosas interesantes que se descubrieron, sí de la playa, tendréis que perdonarme.
En la bajada, larga, desde la rasa hasta la arena, viejas conocidas, como la madreselva (Lonicera peyclimenum peryclimenum).










La matacaballos ( Lobelia urens).









O los paxarinos (Linaria triornithophora).











De mariposas, también algunas muy comunes, como la blanquita de la col (Pieris rapae).







La mariposa lobito agreste  (Pyronia tithonus).
















O la (con alguna reserva) Thymelicus acteon.













De aves, poca cosa, algún cormorán moñudo y gaviotas varias, y en los matos de la ladera, tarabillas comunes (Saxicola torquata).







Colirrojos tizones, jilgueros y algunos pardillos comunes (Carduelis cannabina).







Aunque es posible que el mayor protagonista fuese el paisaje en sí, que desde la altura abrumaba.

Y al fondo, la siempre querida playa de la Vallina.






Recogimos algunos especímenes interesantes, como los restos de un alcatraz (Morus bassanus).
También un buen montón de invertebrados que fuimos clasificando entre todos.







Yo me llevé para casa varios huesos de artiodáctilos varios, para la colección "paleontológica" de mi hijo.














Pero sin duda alguna, lo más prestoso fue, además de aprender un montón con los expertos que había en la excursión...









...poder juntarnos unos cuantos amantes de la naturaleza, con muy poco de academia y mucho de ponerse a caminar y hacer cosas, muchas cosas, con poco presupuesto pero muchas ganas de pasarlo bien, sin malos rollos, y con ganas de echarnos unas risas, comernos unas tortillas y disfrutar al aire libre.
Y creedme, tal y como está el panorama, este espíritu asambleario, entre amigos, y de libre enseñanza y transmisión de conocimientos es casi un milagro.
Milagro que un solitario como yo disfruta de corazón y que espero que dure.