lunes, 16 de julio de 2012

Una paradina en Cádiz

Recuerdo mi última visita a Cádiz, ya hace unos años, mucho más canalla y con cierto peligro, yo era joven, lo de los paseos marítimos aún no se sabía lo que eran y el casco histórico de Cádiz, a determinadas horas, era "interesante", por así decirlo, y a mí me recordaba a mi Cimadevilla en Gijón.

Sin embargo, al repetir esta vez el paseo por el istmo de Cádiz hasta llegar a la Catedral Nueva la sensación era de novedad, un paseo marcado, amplio, limpio, y los alrededores de la Catedral llenos de turistas y de luz, incluso el barrio del Pópulo, que tenía un aroma típico de las ciudades antiguas con mar y poco espacio, calles estrechas, poco iluminadas, y lo que ello trae consigo, ahora es una zona francamente agradable para pasear con familia, como era mi caso.
Vamos, que se ha cedido un poco de alegría por un poco de seriedad, al ir con críos, me gustó, pero no sé, quizás me enamoraba más antes, o puede que yo fuese de otra manera por entonces, y me gustase más la aventura...

Sea como fuere, ahora las vistas son diáfanas desde el principio del paseo marítimo por Poniente.
El remozado que le han dado a la playa de Santa maría del Mar es espectacular, está preciosa.






Según te vas acercando a la catedral sientes los 3.000 años de historia que lleva a cuestas, es una de las pocas ciudades en las que me gustaría vivir fuera de Gijón, a la que me recuerda mucho.





Y cuando pasas la Puerta de Tierra, donde seguramente hace siglos estaban las murallas que la separaban del resto del Mundo, cuando el Mundo era enorme en comparación con nuestros tiempos, siente que entras en un lugar muy especial.







Mirando para atrás te das cuenta de lo aislada que debía estar Cádiz cuando practicamente era una isla rodeada de mar y de marismas, lo que por una parte debía ser una posición increíblemente buena para defenderla, pero también un imán para todo tipo de aventuras militares.






Le contaba a mi hijo, que escuchaba con asombro, que en Cádiz habían estado fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, romanos, visigodos, omeyas, almorávides, almohades y castellanos, además de haber sido convenientemente sitiada y arrasada (no siempre con éxito) varias veces por ingleses como Drake y el conde de Essex, y por piratas argelinos, u otomanos, como Barbanegra.
Con esa historia, los gaditanos podrían haber salido amargados y desconfiados de los extraños, pero la verdad es que son todo amabilidad y alegría, puede parecer un tópico, pero en lo que a mí respecta, no puedo decir nada en contra de esta gente, que te lo ponen todo fácil, con una sonrisa, y sin perder por ello la retranca, que tanto me gusta.
Ellos mismos se definen como capital europea del paro, y están endémicamente con una situación bastante negra, pero la impresión que tienes es que se lo toman con buen humor, si no solo hay que ver esta "intervención" popular en el carril bici, si esto no es humor del bueno...







Bueno, llegamos a la Catedral Nueva de Cádiz (porque sustituyó a la medieval a su casi destrucción en uno de los incendios), una mole que se ve desde toda la ciudad, tan hermosa como inconclusa, se pueden ver piedras de varios estilos, materiales y tamaños, cambiando en cada tiempo de construcción según el dinero que quedase...

Con todo, su fachada sigue pareciéndome una de las más hermosas de España, es absolutamente inconfundible, y ahora que la plaza que la enmarca se ha puesto a tono con el turismo, brilla mucho más.

El estilo arquitectónico, muy ecléctico, va del barroco del S. XVIII al neoclásico del XIX, pasando por el rococó.
La fachada tiene mucho movimiento, como es típico del barroco, muy compleja, con 3 pórticos, y 2 cuerpos.
Tanta complejidad hizo que tardase muchísimo tiempo en ser construída, y el resultado, que a primera vista puede parecer pobre, personalmente, le añade personalidad, es mi opinión.








Y sobre todo, tiene una cúpula amarilla reconocible a decenas de kilómetros. Habréis visto esta cúpula en muchas películas americanas, ya que tienen la costumbre de ambientar las películas sobre Cuba  y el malecón de  La Habana con esta catedral y su paseo marítimo, evidentemente no pueden viajar a mi querida Cuba a hacer unas tomas...
Conozco las 2 catedrales, y desde luego, aunque son las 2 barrocas, no se parecen demasiado, pero por lo visto, siguen dando el pego de película en película...a mí me gusta más la gaditana.

El interior, pese a ser de gran belleza...está de capa caída, nunca mejor dicho, porque entre la corrosión y la falla de los materiales por las deficiencias arquitectónicas, y yo añadiría que económicas en su época, que no daban para un buen mantenimiento, hacen que se esté desmoronando poco a poco.
Porque cuando se acabó el dinero para mármoles, se utilizó la piedra ostionera, llamada así porque en ella abundaban las ostias (ostras), era piedra porosa, de mala calidad, pero barata, y bueno, así le fue  a la pobre Catedral...








Es una pena, pero la caída continua de cascotes hace que se haya puesto una red de seguridad, que resta luz y lustre al interior, lástima.
Otra vez será.








Pudimos subir a la Torre de Poniente de la Catedral, y aunque la subida fue dura con el calorón que hacía y el hambre que teníamos, mereció la pena, porque teníamos la Bahía de Cádiz a nuestros pies, madre mía, qué vistas.
(Vista al Noreste).











Ya fuese en dirección Oeste...hacia el Atlántico infinito.









O hacia el Norte, sobre los tejados de esta hiperdensa ciudad...








O hacia el Este, hacia la Bahía, todas eran para quedarse para siempre con la belleza de esta extraña y única ciudad.

Bajamos aún extasiados, y nos dirigimos al puerto, atravesando la plaza de San Juan de Dios, donde está el Consistorio, y (aquí sí) luce el estilo isabelino, acorde con el esplendor que vivió en aquella época la ciudad.

Pues nada, solo deciros ¡que hay que conocer Cádiz!











15 comentarios:

  1. La leche Iván, has doblado el mapa por la mitad. Pues nada, a disfrutar de esa tierra, y de sus gentes, que como bien dices, ya les puede caer el cielo encima que nunca perderán ese toque "gaditano".

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    1. Cuando veraneaba en Almería aún era peor...ahora solo hay que dejar el coche caer hacia abajo del mapa, jeje

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  2. ¡Qué buenas fotos! No sabría con cual quedarme. Muy bien documentada la entrada, como siempre. Me gustaría saber mucho más de arte e historia, sólo dos de mis asignaturas pendientes.

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    1. Nunca es tarde, viajando es como más se aprende, la curiosidad mató al gato pero lo hizo más sabio...

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  3. Otra más para visitar. Tendrían que hacerte hijo adoptivo de Cádiz...

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  4. Que pasada de entrada Ivan!!.Me han entrado ganas de conocer Cadiz.
    Saludos.

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    1. Hay que bajar a Cádiz, uno de los pocos rincones auténticos de la piel de toro que aún quedan.

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  5. No sé si te habrán dado una propinilla los de la tacita de plata por hacer tan buena promoción turística, pero la mereces jeje...Enhorabuena por la entrada y disfruta de la caló quillo...

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    1. Ya quisiera yo vivir de subvenciones, pisha...solo pongo lo bien que me sentí por aquellas tierras. A la vuelta paramos por cierta villa salmantina donde nos trataron bastante mal, cuando llegue la hora de hablar de aquel lugar tampoco me van a faltar adjetivos, pero esta vez no muy cariñosos...

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  6. Andalucía es un país en sí mismo, lleno de maravillas, y aunque llevo años pasando vacaciones allí siempre te recibe muy bien.

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  7. ja,ja,ja ya le salio la vena a la señora.

    La verdad es qeu estamos viajando contigo Ivan.

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    1. Tengo un montón de amigos andaluces, creo que tenemos cierto parecido en la manera de ser, y aunque parezca increíble por la distancia, conozco muchos gaditanos que veranean en Asturias, así que por algo será la simpatía mutua.

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  8. Maravillosa visita por Cadiz, añado a todo dicho que el logo de Cadiz es el dibujo de una sonrisa y dice "la ciudad sonrie", y tienen razón, tanto la ciudad como sus gentes te abrazan y sientes que te quedarías a vivir. Gracias, Ivan

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    1. Hola, Ana, qué bien verte por aquí...creo que estuvimos los 5 de maravilla en Cádiz, y nos enamoramos de la manera de ser de los gaditanos, que realmente son tan agradables como aparentan, no es fingimiento, y eso ayuda mucho a que te sientas allí como en tu casa.

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