lunes, 30 de julio de 2012

Cetáceos cercanos en el Estrecho de Gibraltar (II): el cachalote.

Pues sí, retomamos la aventura con una parada brusca del barco, y una llamada severa del capitán para que mantuviésemos todos un silencio sepulcral. No era para menos, teníamos a babor la cabeza de un cachalote (Physeter macrocephalus).














Al principio, con solo la punta de la cabeza, puramente el espiráculo, asomando, no parecía tan grande...









Hasta que se puso en horizontal, una de las imágenes más poderosas que haya visto en mi vida. No era solo el tamaño, era la sensación de grandeza que desprendía el cachalote...
No es común encontrárselos, y es que pasan casi todo el tiempo bajo el agua, en profundidades enormes.Así que es una suerte encontrárselo justo cuando emerge para tomar aire, simplemente toman unas respiraciones muy profundas...

Y están unos pocos minutos descansando en la superficie, y cogiendo aire para bajar hasta incluso 3.000 metros de profundidad, una barbaridad.
Y ahí sí que se ve su inmenso tamaño, lo único pequeño es su pseudoaleta dorsal.

Podéis comparar su tamaño con el de los delfines listados (Stenella coeruleoalba) que lo acompañaban. La aleta dorsal del delfín parece de juguete.
A ojo de buen cubero, le calculo unos 15 metros de longitud, es el animal viviente más grande que haya visto en directo.

Cada vez que respiraba nos metía un buen susto a todos con el chorro de vapor.

Resultaba curioso que los delfines listados saltasen a su alrededor, parecían tan interesados como los humanos que nos encontrábamos allí.







Incluso un grupo familiar de calderones comunes (Globicephala melas) no se alejaba de allí, manteniéndose en un radio de unos 50 metros, está claro que el cachalote no pasa desapercibido para ninguna criatura.





Allí pasamos unos minutos de oro, con el barco dando vueltas a la deriva, y nos comentaron los tripulantes que en cualquier momento el cachalote se pondría en vertical y bajaría en picado una vez llenase del todo los pulmones.













Y así fue, sin previo aviso, brusco cambio, el cachalote hunde la cabeza y eleva el tercio posterior del cuerpo.










Sube su aleta dorsal, ¡y para abajo! Hasta dentro de una hora, no saldrá de nuevo a la superficie, increíble...










Buffff, fue genial. Ya solo nos quedó recoger, y rumbo de nuevo a Tarifa, con el Yebel Musa, el omnipresente monte marroquí a nuestro lado, pero envuelto en la bruma.
Una experiencia única e irrepetible, en buena compañía, y con el mar como un plato...¿qué más se puede pedir?




9 comentarios:

  1. ¡Impresionante! ¿ Estábais a mucha distancia? Saludos.

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  2. Buffff....que bicharracoooo!!!Pasada de cabeza,de aleta ,de cola...de todo.Vaya momentazo tuvisteis que pasar amigo.Enhorabuena, un bicho así no se ve muy a menudo.

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    1. Tuvimos mucha suerte, el estado de la mar era perfecto, y cruzarse con un cachalote justo en los pocos minutos que emplea en coger aire antes de sumergirse es mucha casualidad.

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    1. Sí que lo es, es algo que parece de otro planeta, y no es lo mismo verlo en la tele que delante de tus narices.

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  4. Estábamos todos alucinando, no te cuento el chiquillo cómo se lo pasó.

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  5. La espera ha merecido la pena, ¡ que bonito ! En septiembre voy para allá, a ver si tengo tanta suerte como tu. Saludos

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    1. Ojalá lo pases tan bien como yo, y tengais un mar en calma.

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