sábado, 30 de junio de 2012

En mi Kindle: Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias


Ya conocía la inmensa obra del nóbel Miguel Ángel Asturias por el libro “Hombres de maíz”, que leí por causalidad al encontrármelo en la cabecera de la cama de un hotel de Lugo (cosas de la vida), y cuando cayó en mi kindle “Señor Presidente” no sabía muy bien lo que me iba a encontrar, pero intuía que iba a ser algo bueno.

¡Y lo era!

Como en “Hombres de maíz”, la acción transcurre tortuosa, pero intensa, y las  primeras páginas son todo un manual de cómo impactar al lector. Los personajes que presenta, variopintos por ser de las capas más lúgubres de la sociedad indígena guatemalteca de los años 20 del pasado siglo forman una red de sufrimiento y dolor que ya no nos abandona hasta el final del libro, y que nos indica bien a las claras que no hay ni perspectiva vital ni esperanza para ninguno de ellos, no nos engaña Miguel Ángel Asturias con falsas promesas de final feliz o almibarado. Claramente nos cuenta la vida misma, en sus condiciones más crudas, y aquí no hay posibilidad para la redención, o para la escapada, no es una novela de redención o de transformación: es una pedrada en la cabeza que te deja pensando durante muchos días y que ya nunca olvidas.

Si además nos situamos en la Centroamérica más profunda (recordemos que Miguel Ángel Asturias, además de escritor, fue diplomático de Guatemala, y está claro que conocía a la perfección a la sociedad de su país), y que narra la peor época para su población, bajo el yugo del dictador estrada Cabrera, veremos que los personajes son rehenes de su condición social, de su raza indígena, de su pobreza, de su propio país.
Van sin rumbo porque carecen de libertad, de iniciativa, nacen esclavos de un destino truncado, y mueren a causa de los demás, sin poder demostrar nada, ni bueno ni malo, que no tenga relación con los designios del dictador, que se extienden a todas las fases de la vida, y en cada hora del día.

Porque lo más importante, y lo que más nos hace sufrir leyendo esta obra tan hermosa como terrible, es que la historia que nos cuenta es una historia universal, y de plena actualidad: la impunidad absoluta de la clase dirigente sobre la población obrera, la imposición del terror mediante el brazo ejecutor de la policía, del ejército, de una iglesia corrupta y tenebrosa y de una clase terrateniente que aún practica la esclavitud, el genocidio y la violación de todo derecho humano, escondido bajo una delgada capa de supuesta alta clase social, educación, y exquisitez que no puede verse sino como una gran hipocresía y una verdadera falta de la más mínima decencia y humanidad.

Como gran fresco histórico, es toda una cátedra de historia contemporánea, y una lección de humanismo, en su descripción de las durísimas condiciones en las que se desenvuelve la vida cuando hay una dictadura.
Me recordaron algunos personajes a las pinturas negras de Goya, terribles, pero reales, no son ensueños, o pesadillas de las que uno despierta, esto es aterradoramente verídico.










Pero es que el estilo, el lenguaje, la métrica de la narrativa en este libro, son apasionadamente libres, te desarbolan con su lenguaje, con los quiebros estilísticos, oníricos entre tanta tristeza. Si un poema es a una canción, esta obra es una sinfonía: sube, baja, te lleva con el sonido y la cadencia de sus palabras, exquisitas, exactas, nuevas, en su mezcla del castellano y los dialectos mayas.
Después de leer unas páginas, a uno le da vergüenza intentar juntar 2 palabras, porque jamás lo harás como lo hace Miguel Ángel Asturias, que atropella la narración, o la para en seco con el simple uso del lenguaje, pocas veces se puede ver un tono tan exuberante, ni unos rendimientos tan altos de nuestra lengua castellana, es absolutamente maravilloso cómo escribía este hombre.











El personaje que da nombre al libro, el presidente, es todo un compendio de la mordacidad de los “big men” latinoamericanos: excesivo, populista, terrorífico en lo privado y con una red pública tan amplia de gente a su servicio que puede decir sin miedo a equivocarse que el estado es él, y por tanto le pertenece.
Poco sabemos de su vida, pero todos sus vicios se ven claramente en los vicios de sus subalternos, que no son más que órganos al servicio de su degenerado cerebro.
Traidores, arribistas, psicópatas, militares corruptos, y malvados sin más descripción medran en esta sociedad, en un torbellino de suciedad, injusticia, muerte y falta de inteligencia que te desarma pero te convence: no hay posibilidad ninguna de cambio, la élite se autoperpetúa, devora a todo el que se atreva a buscar la inteligencia, la decencia o simplemente el perdón, y no hay lugar para la disidencia: se vive o se muere a la sombra del cacique. Se niega la ciencia, el conocimiento, el sentido común: si el presidente dice que el Sol sale por el Oeste, ha de salir por el oeste, y quien diga lo contrario será ejecutado. (Fuente de la foto: Noticias Guatemala).

El antagonista del presidente, y de todos quienes le sirven, el general Eusebio Canales, simboliza el hastío de quien busca una sociedad sino perfecta, sí que, al menos, más justa, más lógica, menos tenebrosa, y cuando sale al exilio, cree que volverá, que se ha ido por la mala casualidad, que hará justicia en el camino, pero poco a poco se da cuenta que la lucha es un camino sin retorno, que lo sepultará poco a poco en la selva, en la montaña, en el olvido, sin remedio.

Finalmente, una breve reseña para la hija del coronel, Camila, cuya inocencia provoca toda la acción, y cuya vida y su casi muerte provocan las única bocanadas de aire puro en el relato, aunque vengan del amor de un traidor y de un asesino, Miguel Cara de Ángel.
Puede intuírse que quizás la vida que sale de su vientre simbolice un futuro en paz, pero otras criaturas durante el relato sufren una suerte muy distinta, yo me quedo con el bebé al que separan de su madre, que se muere de hambre, y que cuando consigue volver al pecho de la madre, ya no hay posibilidad ninguna para él, cubierto de veneno, ni la más pura, la más básica, la más inocente de las relaciones humanas, la de una madre y su recién nacido, se respetan: el bebé muere, la madre se vende a una casa de citas. Fin de la historia.
No tan crudamente, pero la historia se repite para Camila, asimilada a su clase, pero ni disfruta el amor, ni la libertad, ni el hijo: todo está premeditadamente perdido de antemano, no hay redención, todo termina, más tarde o más temprano, en la cárcel, en la disentería, en la diarrea, en el pico del zopilote.

Miguel Ángel Asturias, en fin, teje una madeja de realidad, no hay ficción, solo humanidad, la humanidad más negra y descarnada que podamos imaginar, aunque no haga falta mucha imaginación: cada día más frecuentemente, cada día más cerca de nosotros, la injusticia, el horror y el sinsentido se imponen.







Hay que leer “Señor Presidente” para entender la Latinoamérica del siglo pasado.
Hay que leer “Señor Presidente” para entender en qué se podría transformar la Europa del futuro.
Del futuro más inmediato, me temo.

Os lo recomiendo.

¡Ah! Una reflexión: El 70% de la tierra fértil en Guatemala sigue en poder del 0,15% de la población. 
A buen entendedor...

jueves, 28 de junio de 2012

Buen año de fochas


Este está siendo otro año bueno para la focha común (Fulica atra) en el Parque Isabel de Gijón.
Desde la más temprana primavera están sacando polladas con bastante éxito. No sé si todas las que he visto acaban abandonando el parque como subadultas, y seguramente algunas se las comen las gaviotas o las anguilas, pero hay al menos 5 generaciones diferentes presentes ahora mismo en las charcas, y eso es buena señal.



Hay grupos familiares con fochinas muy pequeñinas.








Así de desgarbadas. Cuesta decir feas, pero…












Viéndolas ya bucear la verdad es que se queda uno alucinado. Fijan claramente la vista en lo que tienen debajo, y se van al fondo.












Aunque dependen por completo de la seguridad y la pitanza que les proporcionan sus papás.








 
¡Y es mucha comida!










Con no muy buena pinta el platu'l día, pero por lo rápido que crecen, parece que es muy nutritivo.











También hay fochas ya más crecidas, aunque siguen con el plumaje “infantil”. Sospecho que a esta edad es cuando son más vulnerables, porque aunque ya tienen buen tamaño, se separan mucho de los padres, y hacen bastantes temeridades, y eso se paga.







Y finalmente, hay fochas que ya tienen un tamaño y un plumaje similares a las de los adultos, pero que aún reciben un suplemento alimentario de papá y mamá, aunque viendo la cara que pone el progenitor, algo así como “ya te vale, hijo”, parece que a este ejemplar ya le va tocando la hora de independizarse.

miércoles, 27 de junio de 2012

Alcaudones, azucenas de los Pirineos y demás bichos: De la Güelga a Gulpiyuri ( II )

Sigo con el relato de las muchas cosas guapas que vimos el domingo por Llanes.
El mismo hábitat, pastizales entre acantilados, con una buena diversidad de plantas silvestres diseminadas, con sorpresas en los bordes de los caminos que marca el ganado, como algunas azucenas de los Pirineos (Lilium pyrenaicum), con los flores, por desgracia, porque son de las más bonitas de ASTURIAS, ya mustias.









Que no os engañen los frutos que veis detrás, que son los del popular gamón (Asphodelus albus).









No me imaginaba ver a estas azucenas por aquí, bienvenidas sean.








Otros seres vivos sí que esperaba encontrármelos, por ejemplo, una hembra de alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio), que nada más topármela, echó a volar, arruinando las fotos.





Los que se dejaban bien eran los jilgueros (Carduelis carduelis), abundantísimos, en bandas.












En un paisaje en el que a la vuelta de cada matorral te asomabas al abismo y donde hay castros aislados...








...era normal encontrarse con las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), que se posaban indistintamente en los praos o en la roca.













La roca nunca está del todo desnuda en estos parajes, con plantas como la vulneraria (Anthyllis vulneraria) formando mullidos cojines sobre la roca madre.






Y con otras plantas típicas del ambiente marítimo del acantilado, como la colleja marítima (Silene uniflora).











Tirando más pa'l matu, aves del interior, como el mirlo común (Turdus merula) se aprovechan de los arbustos de los cierres ganaderos.





Arbustos como los rosales silvestres (Rosa sp.).












O auténticos muros vegetales que forman las plantas trepadoras, como la termófila y calcícola zarzaparrilla (Smilax aspera), que aparecen como vegetación arbustiva aliada de la vegetación potencial de esta zona, que es la de la encina litoral (Quercus ilex).




Como veis, estos pequeños parches de vegetación sirven de apantallamiento entre la vegetación del interior y la marítima, son como islas de diversidad que protegen a una variada flora y fauna, de ahí que sean tan importantes y tan necesarios de conservar.
En este ambiente, muy azotado por los vientos, y algo salado, especies normalmente arbóreas como este melojo (Quercus pyrenaica) se hacen rastreras, lo que permite a las aves un aprovechamiento óptimo del factor escondite.

Aves como el verdecillo (Serinus serinus), muy dadas a fanfarronadas, batallas y recitales, agradecen estas buenas perchas.









Un solo pero que se repite: pocas mariposas, vuelvo a sacar a la maculada (Pararge aegeria), porque fue de lo poco que conseguí sacar.











Me paré un buen rato a contar los puntos de esta gitana (Zygaena sp.), pero no movió nada sus alas, así que no puedo identificarla a nivel de especies (sospecho que es trifollii). Termino con sus brillos metálicos, otra maravilla.

lunes, 25 de junio de 2012

Trigueros, orquideas y demás: de la Güelga a Gulpiyuri ( I )

Bueno, nos largamos de la playa de la Güelga (ver última entrada) a buscar a los trigueros (Emberiza calandra) que me estaban taladrando el cerebro desde los acantilados de la playa.
Como ya sabéis, el canto de este pájaro, uno de los más inconfundibles que se pueden oír en Asturias, alcanza una distancia enorme.










Además, cantan en perchas en lo más alto de los matos, lo que hace que sean fácilmente localizables. Fácil, ¿no? Pues...no tanto, porque precisamente al cantar en lo más alto en espacios normalmente abiertos y bastante llanos, es muy difícil aproximarse sin que te vean, y vuelan  escapando a distancias nada cortas, del orden de 100 metros o más, así que sigo sin tener una buena foto de los trigueros.






Quizás me decida a ir a la playa con el telescopio...porque si no me voy a cansar de perseguir fantasmas.















En total, en el caminillo que hay entre las 2 playas, que hay más o menos 2 kilómetros, caminando entre los matos, no precisamente en línea recta, atravesamos 3 territorios diferentes de trigueros, lo que es una buena noticia, porque hoy en día no abundan demasiado.




Y es que insisto: el tramo costero de Llanes es excelente para las aves, y tiene unos condicionantes edafológicos y climáticos, que lo hacen particularmente rico en variedad de microecosistemas de lo más gozosos.
Por ejemplo, abunda el aladierno (Rhamnus alaternus), un arbusto termófilo, al que además le gusta mucho la caliza.




Y con tanto arbusto diseminado entre praos, las pequeñas aves, como este verderón común (Chloris chloris), que daba una serenata también bastante importante, abundan.







Caminando caminando, uno se encuentra con los típicos parches de arbustos, como el laurel (Laurus nobilis), que hacen un excelente trabajo haciendo más habitables los pastizales para las aves, atrayendo insectos, creando un lecho para los nidos, y un largo etcétera que la ganadería "moderna" y las concentraciones parcelarias, se están cargando a pasos agigantados.




Y es que este ganado tan extraordinario (y que "acongoja" un poco cuando pasas a escasos metros de un toro como este) sería imposible de criar sin este hábitat privilegiado.
Seguramente alguna mente enferma esté investigando cómo sacar estas reses adelante estabuladas, o en terrenos más propicios para la ganadería "moderna", a base de pienso de soja, y cosas de esas. Yo solo digo desde aquí, que se pueden meter la carne de esos terneros donde les quepa, el sabor del ganado que pasta en unos terrenos tan ricos en vegetación natural, con miles de flores, sin pesticidas, y sometidos a la selección natural durante milenios, es irrepetible, y deberían dejar de estropear el invento.
¡Ganadería ecológica! Es la solución. Entiendo como "modernidad" (se me nota que soy un poco afrancesado) lo que no solo va hacia el futuro, sino también lo que va a mejor, y si lo moderno equivale a comer basura o estropear el paisaje, me vuelvo al siglo pasado...

Porque en los bordes de los caminos se encuentran, libres de basura química que harían imposible estas maravillas, muchas plantas anónimas que la agricultura planificada jamás respetaría, bellezas como esta orquidea tan preciosa. Una Serapias cordigera que me encantó ver de nuevo por estos parajes.

En fin, termino con esta 1ª parte con unas tarabillas comunes (Saxicola torquata), las había literalmente por docenas, y aunque su "Char, char" no es un trino muy melodioso, me encanta verlas.
En este caso un macho.










Y aquí la hembra.









 Bueno, sigo en la próxima entrada, con más cosas interesantes, como alcaudones, mariposas que parecen de metal, azucenas de los Pirineos y otra hierbas...

domingo, 24 de junio de 2012

Playas deliciosas: La Güelga, Llanes.


Estoy alegre, mucho.
Salió un poco el Sol, y nos lanzamos a nuestra primera aventura playera.
Y a un lugar exquisitamente bello, sinuoso, un telón que se va abriendo… ¡y al final está el mar!
Estoy triste, mucho.
Llegamos al paraíso, pero no lo habitan seres dulces y agradables. Ni siquiera están allí por la belleza del lugar, porque ni siquiera saben lo bello que es, ni siquiera sospechan mi alegría, mi sorpresa, mi tranquilidad en aquel espacio.

Estoy optimista, mucho.
Porque falta poco para estar de vacaciones, relajarnos un poco y coger fuerzas para lo que nos viene después, que va a ser muy “gordo”. Porque las cosas van saliendo, ya parece que la salud vuelve. Y aquí, en esta playa, se respira limpio y luz.
Estoy esperando lo peor, mucho.
Porque 2 parejas jóvenes, a nuestro lado, repiten los peores clichés de la juventud, se ponen el móvil con el volumen a tope, sin pedir permiso a nadie, y se ponen a chillar los gritos de una música espantosa y repetitiva, que simula ser moderna y solo resulta molesta. Y siempre es así, nada es agradable, o tiene ritmo, o un mínimo de estilo, es feo y basta.
No se tiene paciencia, ni capacidad de vivir el momento, solamente vale lo rápido, lo estúpidamente inútil.










Estoy en buen momento, mucho.
Porque creo que estoy disfrutando del a vida, y sacándole bastante jugo antes de palmarla, y tengo el cerebro en su sitio. Y al lado de mis seres más queridos, y viéndolos correr entre risas por esta arena, vuelvo a creer que todo tiene sentido.
Estoy disfrutando de días únicos, que son el presagio de una vida gris.
Y sin saber por qué, 2 jóvenes descerebrados, con toda la ralea de la bradipsiquia escrita en su mirada, su cara floja y sus ropas imposibles, se sientan a un metro de nosotros, en una playa de 12 hectáreas, y no se dan por aludidos por nuestras caras de haber invadido nuestro espacio vital, haber destrozado el paisaje que teníamos delante, obligándonos a marcharnos por no entender tanta locura, y tanta falta de sentido común, y educación.
Y lo peor, tanta charla aburrida.
En fin…



La playa de la Güelga es una de las más guapas de Llanes. Sugestiva, con unas cuevas  a sus lados en las que entras (¡en marea baja, claro!) arrastrándote bajo las losas de caliza, y de repente se abre una cueva en la que cabes de pie, y estás ahí a oscuras oyendo el mar detrás, y piensas que sería un buen, buenísimo lugar para convertirte en ceniza y abandonar tu forma física. Y todo así, y en un paisaje de lujo (próxima entrada), y rodeado de los trinos de los trigueros y el sonido de las gaviotas y el aire que se desliza por sus primarias (la siguiente entrada).







Se llega muy sencillo (está indicado) desde la carreterina entre Jontoria y Villahormes, y solo hay que acertar con la marea, y disfrutaréis como enanos.









Pero que esté solo para vosotros, y que no se os llene de extraños. En todos los sentidos.

viernes, 22 de junio de 2012

Vuelvo al Cabo de San Antonio: solo paisajes.


Vuelvo a la excursión del domingo por el Cabo de San Antonio, en Llanes, porque no me resisto a compartir unas breves pinceladas del paisaje, que es excelente.

En lo alto hay una ermita, que si arquitectónicamente no tiene mucho interés, si lo tiene el emplazamiento en el que está, ya que domina un terreno precioso. Y con las vacas casinas alrededor, la palabra que me viene a la mente es paisaje bucólico.







Desde aquí se divisa un panorama completo de parte del concejo de Llanes.
Al Oeste, con las sierras del Mofrechu y el Benzúa al fondo.

Y al Este, si os fijáis se ve hasta la playa de San Antolín.

Bordeando el paseo de ronda que tiene la ermita, tenemos fácil hacernos una idea de quién modeló este impresionante paisaje: el agua, tanto por abajo, socavando desde el mar, como por arriba, carcabeando con el agua de lluvia. Lapiaz por todas partes.






Hacia al Este, el paisaje de La Huelga, literalmente de película.












Y caminando un poco, 2 calas de difícil acceso y aguas transparentes, pero que no muestran su arena por la marea tan alta: esta es la cala de Puerto Seco.






Y esta, la de Salmoreda, una ensenada que tengo que ver cubierta de arena, tiene que ser una preciosidad en marea baja.






En general, poco más que añadir, me encantó este tramo litoral, que desconocía, y que no va a ser la última vez que visite. Con temporal de invierno tiene que ser...










Y aún nos dio tiempo de coger el coche (me disculpo de antemano ante mis lectores argentinos, ellos saben el por qué…) y acercarnos a la playa de Cuevas del Mar, una maravilla geológica que por desgracia doy por perdida para la causa: demasiados domingueros haciendo de las suyas, y en verano-verano, intransitable, demasiado follón para mi gusto: mucho ruido tapando el paisaje.







Disfrutemos de los últimos días de tranquilidad, de aquí a una semana...