Papás fochas

Estas fochas comunes (Fulica atra) del Parque Isabel de Gijón han sacado adelante una pollada tempranera, y los pequeños ya son casi tan grandes como sus padres.

Admiro a estos papás, son incansables, y no pararon de buscar y suministrar comida a sus pedigüeñas crías durante todo el tiempo que estuve allí.

Sacaban comida, literalmente hasta debajo de las piedras.










Tiene mucho mérito la supervivencia de esta prole, porque están rodeadas de peligros por todas parte, sobre todo por las anguilas bajo el agua y las gaviotas desde el aire.
Las fochas son agresivas. Mucho. Y no digamos en período de cría. Las he visto expulsar exitosamente de las cercanías del nido a cisnes que pesaban 30 veces más que ellas, y con su pico afilado mantienen a raya a todo pato que ose acercarse a sus crías.

Y sin embargo, desde fuera la sensación que uno tiene observando la anatomía de la focha es de ser unas aves torponas y poco dadas a heroísmos. Viendo el cuerpo extraño y patudo de las fochitas la sensación se agranda, pero, como siempre, los que están aquí como especie es porque han pasado sin problemas el filtro de la evolución, y la prosperidad de esta ave da fe de su adaptabilidad y de su perfecto diseño para sobrevivir a carros y carretas.