domingo, 29 de abril de 2012

El Parque Isabel en primavera

Pude disfrutar del Parque Isabel de Gijón durante el mes de abril, como habréis comprobado en mis entradas de este mes, pero siempre quedan muchas cosas fuera.
Y es que casi siempre hay de todo en cuanto a aves, para todos los gustos.

Hay pajarinos en los árboles, como este carbonero común (Parus major).












O como este herrerrillo común (Cyanistes caeruleus).
























Pero también hay que estar atentos al suelo, para ver a los pájaros que buscan material para el nido, como esta hembra de mirlo común (Turdus merula).











Igual te tropiezas con otro carbonero común que se planta delante tuyo.












En el rincón de los mosquiteros, pues eso, mosquiteros. Ahora tocan los ibéricos (Phylloscopus ibericus).











Córvidos también hay, cada día más, y poco a poco menos asustadizos. Poco a poco...las cornejas negras (Corvus corone) se van dejando.









Y las urracas (Pica pica), siempre alerta.











Las que muestran una total indiferencia, las tórtolas turcas (Streptopelia decaocto).











Si nos vamos a las charcas, una incógnita: ¿mejorará el nuevo diseño el bienestar de las aves? Por ahora, parece que les gusta.

Anátidas, pocas quedan, solo algunos veraneantes, como este porrón europeo (Aythya ferina).







Las gallinetas comunes (Gallinula chloropus), siempre orondas y nerviosas.










Sus primas las fochas comunes (Fulica atra), ejerciendo la paternidad, con "niños" pequeños.









O con "adolescentes" en casa.










Gaviotas, muchas, refugiándose de ciclogénesis, DANAs y mal tiempo en general. Aunque hay poca variedad, hay mucha cantidad.









Gaviotas patiamarillas (Larus michahellis).














Y las últimas sombrías (Larus fuscus) de la temporada.







Y como siempre en este parque, raro es el día que no hay alguna rareza. Este mes tocó el morito confiado (Plegadis falcinellus). A ver quién da la vez el mes de mayo....





sábado, 28 de abril de 2012

Los primeros limícolas valientes en Zeluán

Hoy me levanté muy temprano para ver si se había atrevido algún limícola a emigrar, y parece que sí, aunque muy pocos.

Había un solitario chorlito gris (Pluvialis squatarola), ya bastante engalanado, que no se despertó en todo el tiempo que permanecía allí, y es que el viaje con este tiempo tan malo debió ser cansadísimo.








Lo más abundante, lógico, los zarapitos trinadores (Numenius phaeopus), que llevan toda la semana pasando por la costa. Había 21 hoy.







También había 10 correlimos comunes (Calidris alpina), de ellos, 9 iban ya con el plumaje reproductor, aunque con la poca luz y el frío que hacía, no lo lucían demasiado.







Los únicos que no pararon ni un momento fueron los andarríos chicos (Actitis hypoleucos), eran 4.












Otro que iba por libre era el archibebe común (Tringa totanus), dormitando todo el tiempo.











Sus primos, los archibebes claros (Tringa nebularia), tardaron en llegar, y estaban muy activos.











Esta aguja colipinta (Limosa lapponica) solo sacó unos segundos el pico del plumaje.











Por lo demás, poca cosa. Un ánade azulón (Anas platyrynchos), 3 garcetas comunes (Egretta garzetta) y algunos paseriformes. Y de gaviotas, escasas sombrías y patiamarillas (Larus fuscus/michahellis), acompañadas de los igualmente pocos cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo).


Y fuera del observatorio, un bisbita arboreo (Anthus trivialis), al que, por su maniobra de canto en el aire había confundido con una alondra la 1ª vez que lo vi aquí.

viernes, 27 de abril de 2012

Gaviotas desgastadas

Así están muchas gaviotas por estas fechas, y hasta que llegue la muda, hacia el otoño.

Como ya sabréis, las gaviotas grandes tienen una muda incompleta, solo de cabeza y cuerpo, hacia la primavera, y otra muda ya completa, en la que cambian plumas de cola y alas (en grandes rasgos).

Así, en las gaviotas jóvenes que nacieron el año pasado (son a estas alturas, por lo tanto, 1er verano), ya han cambiado 2 veces las plumas de cabeza y cuerpo, pero no aún el resto, y así hasta este otoño, en el que poco a poco mudarán todas las plumas.

El resultado es un plumaje muy contrastado, más que a cualquier otra edad, especialmente en terciarias y coberteras.

Os pongo unas fotos para que lo entendáis:

Esta teórica gaviota argentea (Larus argentatus) tiene un desgaste más que evidente, tanto de terciarias, como de coberteras.




Prácticamente, se ven los cañones de las plumas.







Además del desgaste físico de las plumas, que están desflecadas, están desteñidas, pareciendo gaviotas mucho más claras. Esta es una gran gaviota patiamarilla (Larus michahellis).












El efecto del color es menos aparente en la gaviota sombría (Larus fuscus), que lleva "otro ritmo", pero también se nota y mucho el desgaste.












A esta gaviota sombría de 3er verano, a la que yo denomino "Pordioserina", ya sabéis que se le pudrieron por enfermedad, o desnutrición, las plumas primarias este invierno.
Aunque ya está mejor de salud, aún no vuela, en este parque se come bien, y va reponiendo fuerzas, aunque siempre es la última en comer porque las demás gaviotas abusan de su débil constitución y se llevan las mejores tajadas.
Doy por seguro que pasará aquí el verano, y tengo ganas de que llegue el otoño para ver crecer las primarias nuevas, supongo que ella estará más que deseosa de poder volar, aunque el hecho de que siga viva ya es casi milagroso.

De nuevo, ningún lugar mejor que el Parque Isabel de Gijón para acercarse mucho a las gaviotas y poder observar estas cosas justo al lado de las protagonistas.

jueves, 26 de abril de 2012

Los vuelvepiedras y las montañas del Aramo

Ha parado el viento, y como suele suceder, deja la atmósfera limpia (por unas horas), y se produce un también frecuente fenómeno óptico: desde la costa (Gijón) se pueden ver, como si estuviesen al lado mismo, las montañas de la Cordillera Cantábrica.
Como veis en la foto, se ve la Sierra del Aramo a la perfección. Son 35 kilómetros de distancia, pero parece que están aquí al lado las montañas.
Desde un poco más a las afueras, por ejemplo en el Puerto Deportivo, se puede ver, con este fenómeno, las montañas de la divisoria con León (Peña Ubiña), que están a 60 kilómetros. Y desde buena parte del paseo que va al parque de la Providencia, veremos Peña Santa de Castilla, Torrecerredo y Picos, y eso ya anda por los 80 kilómetros de distancia.


De aves, casi nada, si exceptuamos a los vuelvepiedras (Arenaria interpres), que ya están en plumaje de verano, y están preciosos.











Aparte de estos sinvergüenzas, poca cosa, un par de zarapitos trinadores (Numenius phaeopus), y algunas gaviotas.















Y mañana, vuelta al trabajo. Después de 2 meses de fisioterapia y caminatas que no han dado todo el resultado esperado, mi pie y yo volvemos al curro, así que voy a echar de menos estos paseos, por la tranquilidad de las mañanas, por la compañía tan grata, y por las muchas aves que he podido disfrutar.

martes, 24 de abril de 2012

Zarapitos trinadores rotonderos

Cuando volvía con mi hijo de su entrenamiento, hacia casa, por la Ronda Sur de Gijón, tracé una rotonda en Viesques y casi me chufo contra el de delante al ver un espectáculo único: una nube de zarapitos trinadores (Numenius phaeopus) en medio de la rotonda.

En vez de tirar para casa, aparcamos en el 1er sitio libre que vimos y bajamos a la carrera.
No llevaba cámara ni prismáticos, pero fueron unos minutos únicos: el tráfico en hora punta, los zarapitos comiendo frenéticamente en los praos alrededor de la rotonda y despegando cada poco para volver a aterrizar a escasos metros, y 2 chiflaos, uno grande y otro piquiñín, gozando la escena.
Los había en tierra y en aire, así que la cifra es estimativa: 124, pueden ser algunos más, o algunos menos.

Aproveché para explicarle de dónde vienen estos zarapitos y lo muy al Norte que les esperan, y se quedó alucinado.

Este crío (supongo que los vuestros también) ya ha visto morsas, leones y hasta ballenas, pero nunca había visto un zarapito, lo que es un síntoma de en qué mundo están creciendo.

A mí se me caía la baba viéndolo ensimismado con estas limícolas. Al final me dijo que le parecían colibrís gigantes grises, lo cual tiene su miga, una interesante taxonomía folk, como decimos los antropólogos.

Mañana me acercaré a la costa, a ver qué trae el (por fin) viento Sur. Mientras tanto os pongo una foto de otro trinador, este de la semana pasada en Zeluán.

domingo, 22 de abril de 2012

Los moritos y el Zen

El budismo de tradición Zen (  ), que tan de moda está, pero tan desconocido es en realidad, es un complicado método de aprehensión del nirvana por la vía de la iluminación directa, saltándose el estudio, la comprensión, y los actos y cumplimiento de la liturgia.
Además de difícil de asimilar y de estudiar, como pude comprobar en mi época de estudiante de las siempre apasionantes pero enrevesadas ramas del budismo, no es nada fácil cumplir los requisitos del Zen.

Pero si algo tiene de bueno el Zen es que cuando se llega a él, es de inmediato reconocible, incluso por el que lo ignoraba.
Requiere concentración, capacidad de abstracción, silencio, y finalmente, facilidad para admirar la belleza y reconocerla cuando aparece.

Os ilustro algunas de las capacidades que adquiere y debe demostrar quien experimenta la sabiduría del Zen:

Rectitud.














Coraje.














Bondad.














Cortesía.













Sinceridad.














Honor.













Modestia.














Lealtad.













Autodominio.














Integridad.














Paciencia.














Serenidad.














Y como en todos los caminos inciertos que se inician en solitario y sin perspectivas de éxito asegurado, autoconfianza. Para llegar al final y comprender el significado del trayecto.


Meditación, acción, intuición, todos elegimos uno de estos caminos sin darnos cuenta.

El zen está en la intuición, no en un perfume con código de barras, en un estanque de un centro comercial, o en un champú de un anuncio de la TV.

Pero sí puede estar en un aroma en el viento, en la niebla en un estanque al amanecer, o en el brillo del cabello de tu amad@ cuando duerme.
Y por supuesto, puede estar, y sospecho que lo está, en una bandada de moritos (Plegadis falcinellus), volando solo para ti.

sábado, 21 de abril de 2012

Acercamiento estético a la gaviota sombría (Larus fuscus)

El castellano no ayuda a las aves, ya lo he dicho, y hay pocas personas a las que una gaviota les parezca un animal hermoso, más bien al contrario.
Si además a esa gaviota la llaman sombría, no le gustará ni a los pocos a los que les gustan las gaviotas.

El caso es que a mí esta gaviota me encanta, por bella pero sobre todo porque es tan variable que casi puedes conocer a cada gaviota individualmente, y porque presenta al menos 10 plumajes diferentes, y para reconocerlos, eso te obliga a mirar muchas gaviotas, y a fuerza de mirarlas, las admiras.

Así que la intención de esta entrada es simplemente hacer un pequeño homenaje, simplemente reivindicar la complejidad de un ave injustamente olvidada.

Hay gaviotas sombrías que se reconocen al 1er vistazo, aunque hay que fijarse: una única pluma nos indica su edad.

(1er invierno que empieza a mudar a 1er verano).












Las hay delicadas y vaporosas.




(1er verano).








Aunque siempre dispuestas a defenderse.




(1er verano).








También las hay rudas y con aspecto poderoso ya desde muy jóvenes.




(1er verano).







Las hay de mirada oscura.



(1er verano).








Y de mirada clara y limpia.



(1er verano).







Auténticos galanes que te cautivan con una mirada.


(2º invierno).











Y deformes y feos que te ganan con su espíritu de supervivencia.





(2º invierno).






Pocos ejemplares te dejan indiferentes, casi todos tienen su personalidad (este no, y es bien extraño).



(2º verano).







Y cuando van creciendo van añadiendo interés y belleza.




(3er verano).











Llegan a adultos con experiencia y madurez, me transmiten calma.



















Y poder.








Cuando ya piensas que sabes algo de ellas, te despistan cambiando de traje continuamente.



(Larus fuscus graellsii, adulta).







Y llegando de exóticos lugares.


(Larus fuscus intermedius, adulta).












Y si no basta con esto para desquiciarte, tratarán de parecerse a otras gaviotas.


(1er verano con aspecto de gaviota argentea).







O  no se parecerán a nada que hayas visto nunca, aunque sí que hayas soñado con ver algún día.



(Inclasificable).









Son sombrías, pero nunca aburridas.