miércoles, 1 de febrero de 2012

Los parásitos de la gaviota de Delaware


Como ya sabéis por mi blog, este año fui el "culpable" de dar la alarma de la aparición en el parque Isabel de Gijón de 2 ejemplares de gaviota de Delaware (Larus delawarensis). Puede que el encontrarse a una gaviota exótica de pie a solamente eso: encontrar, incluso ver por 1ª vez, una especie de ave novedosa (aunque en Gijón la gaviota de Delaware ya no es una novedad en absoluto). Fotografiarla, e irse para casa contento con el hallazgo.

Pero también se pueden extraer otro tipo de pensamientos al respecto.








El Parque Isabel de Gijón es una maravilla no solo por la facilidad con la que recalan todo tipo de especies salvajes en un espacio en principio muy humanizado.
Pero el mayor valor que yo le veo, y que aún no comprendo suficientemente, es la altísima tolerancia que presentan estas especies al hombre, de tal manera que aves que en condiciones normales huirían a menos de 100 metros de una persona, en este parque toleran sin problemas acercamientos a menos de 2 metros.


¿Efecto protector o psicológico de la valla de madera? Lo desconozco, en todo caso, cuando una belleza como esta gaviota de Delaware de 1er invierno se te acerca tanto que ya no te entra en el encuadre de la cámara, y falla el autofocus (en mi 100-400mm eso pasa a menos de 1,8 m de distancia), las cosas se aceleran en el corazón, es una sensación indescriptible.






Ya no hacen falta ni los prismáticos, y se ven detalles del ave que casi nunca se ven de forma amistosa.
Además de la elegancia de este ave, podemos dedicarnos a fijarnos en cosas que no saltan tanto a la vista: los parásitos, en este caso, los piojos.
Como veis en la foto, alrededor del ojo presenta un piojo.

Me acordé inmediatamente de  esta gaviota cana (Larus canus) que apareció por el parque a estas alturas del año pasado que también estaba parasitada, como veis en la foto, también muy cerca del ojo.

¡Esto no se ve todos los días, ni en todas partes! Somos privilegiados los ornitólogos gijoneses por poder tener tan cerca aves tan extraordinarias con un lujo de detalle tan inhabitual, que permite fijarse hasta en los detalles más pequeños.

¿Qué podemos extraer de un piojo? Pues muchas cosas, y muy interesantes:
Podéis leer este artículo científico sobre infestación de piojos en 2 especies americanas: la gaviota cocinera (Larus dominicanus) y la de Franklin (Larus pipixcan), las 2 simpátricas en Chile. El artículo, breve pero extraordinariamente interesante, lo tenéis aquí en este enlace, recomiendo totalmente su lectura.


Por si no domináis el inglés, os hago un resumen de lo más interesante, algunas cosas sencillamente curiosas, otras alucinantes:
. Los piojos no son abundantes, contra todo pronóstico, y en la mayoría de las gaviotas se pueden contar con los dedos de la mano (por eso aparecen en sitios donde el ave no llega a limpiarse con el pico, como en la cara o alrededor de los ojos).
.Cuando los piojos son abundantes, son síntoma de la mala salud de un ave, que no puede limpiar su plumaje, pudiendo llegar a causar la muerte del animal (mal pronóstico de salud).
.Los piojos compiten (increíble) entre sí por apoderarse del ave, unas especies desplazan a otras, y es virtualmente imposible encontrar demasiada variedad de especies en un solo individuo.
.Las gaviotas "grandes" como la cocinera, tienen mayor número de piojos, simplemente por disponer de mayor volumen de plumaje que las pequeñas, como la Franklin.
.Las gaviotas sedentarias (de nuevo la cocinera) tiene mayor disposición a infestarse, por ser más fácil para el piojo sobrevivir al "día a día".
.Yo pensaba que una gaviota como la Delaware, que cruza continentes, podría expandir especies de parásitos con cierta facilidad, pero aparentemente, las aves viajeras autolimitan su número de parásitos por elevado número de horas de vuelo y el ajetreo del viaje.
.Las gaviotas que migran, por tanto, tiene menor número y diversidad de parásitos, aumentando los 2 parámetros en las colonias de cría.

Como veis, con un poco de curiosidad, y con un sitio privilegiado como este parque, se pueden obtener grandes cantidades de sabrosos juegos intelectuales, además del placer sensorial de disfrutar del ave en sí.

Está claro:

¡Quién se aburre es porque quiere!

2 comentarios:

  1. Hola Iván,

    yo creo que la tranquilidad de los pájaros en el parque tiene un origen "psico-sociológico" :)))). Hay un gran número de aves troqueladas y mansas que contagian su confianza a las salvajes (bueno, a parte de ellas). El tratarse de un espacio reducido y a la vez muy atractivo en el que, se pongan donde se pongan, van a tener cerca al ser humano también influye, al igual que la práctica ausencia de situaciones conflictivas (caza, tiros etc). Yo creo que las cosas van por ahí.

    Salud:

    Nacho.

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  2. Pues podría ser, sea como sea, me encanta tener a mano a las maravillas que aquí se ven.

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