miércoles, 1 de febrero de 2012

Belleza monocromática


Me fui muy temprano al puerto de Luanco. Hacía frío pero el día estaba estupendo. Buscaba a unas aves en blanco y negro, las alcas (Alca torda). Y las encontré, pero las muy cabritas se metían entre los barcos a una distancia insalvable, y no hubo manera de sacar una buena foto.

A la que sí pude disfrutar fue a esta ave preciosa, que no tenía mucho miedo de mí, compartimos unos minutos deliciosos. Se trata de la variedad enlutada de la lavandera blanca (Motacilla alba yarrellii).







Salida del Sol sobre la Campa Torres, mucha tranquilidad...momentos idílicos...pero si miramos un poco más en profundidad, vemos (la lavandera enlutada y yo) que no es oro todo lo que reluce, aunque ayude la luz dorada que nos viene desde el Naciente.





Esas bolas de color rojo, que ahora abundan por toda la costa, sirven de medio de transporte y conservación para los cebos que usan los pescadores, y por desgracia se ven en todas partes.




Pude comprobar que la lavandera no se las comía, pero en todo caso, no deberían estar todos los puertos, calas, ensenadas y playas asturianas llenas de estas dichosas bolitas rojas.









Soy de familia de pescadores, yo mismo pesqué algo de joven, pero algo que nunca entendí es que amando como aman los pescadores a la mar, algunos la maltraten de esta manera.





Tanto que llegamos a esta situación que refleja la foto de debajo (leer la pintada en el faro), y, efectivamente, huele a demonios, y el suelo está lleno de porquería, de anzuelos, de trozos de sedal, de bandejas vacías, de meaos por todas las paredes.

Lo consulté con mi padre, pescador experto, y me dice que él hace tiempo que ya no va a los puertos a pescar. En parte porque en muchos de ellos la propia constatación de la suciedad que ocasionan los pescadores irresponsables hace que esté prohibida la pesca y se les sancione a todos, a los que ensucian y a los que no.
Y en parte porque está harto de decirle a los que ensucian que es una gochada, y que se lleven la porquería a casa, y de aguantar los bufonazos que le soltaban determinados individuos cuando no estaban de acuerdo con la situación, así que ahora se va a sitios inaccesibles a pescar.










Yo tiendo a pensar que, como en todos los colectivos, hay gente buena y gente mala, y que la gente buena ya no puede aguantar a tanto idiota al lado y se larga.
Es triste, pero por desgracia, sucede en todas partes, a todas horas: los que se largan son los que no aguantan más la situación, y eso no está bien.


Vaya, ya no me parece tan idílica la salida del Sol...ese es otro problema de la gentuza: que lo joden todo, hasta las ganas de salir de casa.
Esta entrada va por los avasallados que tienen que soportar a estos personajes indeseables.
Un poco de paz para ellos.

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